‘Antes de publicar información afirmando que hay 600 muertos en el deslizamiento de tierra en México, por favor, verifiquen sus fuentes”. Estas líneas corresponden a una lectora francesa airada que reaccionó ayer con enfado patente en las páginas de la edición digital del rotativo galo Le Figaro a la presunta catástrofe ocurrida el martes.
También Le Monde, entre otros medios europeos, abrió su edición on line a los comentarios de sus lectores, ante la ‘catástrofe’ que al final no fue y que dejó dos casas sepultadas y 11 desaparecidos: ocho niños y tres adultos. Ayer, al final del día, se informó que los rescatistas recuperaron los cuerpos de dos de los desaparecidos. Oficialmente, son las primeras víctimas mortales.
El alud de tierra en Santa María de Tlahuitoltepec, en el sureño estado de Oaxaca, ocupó gran parte de la prensa europea ayer, que se preguntó cómo fue posible que las cifras hayan oscilado tanto en pocas horas.
En las páginas y comentarios de numerosos rotativos del Viejo Continente se critica el excesivo alarmismo. El gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, dijo en un inicio que había entre 500 y
1 000 personas desaparecidas, después de que el deslizamiento sepultara, según esa versión inicial, entre 100 y 300 casas.
Más tarde habló de siete muertos, cifra que tampoco fue correcta. El secretario de Gobernación, Francisco Blake, se desplazó a Oaxaca ante lo que se presumía una tragedia de dimensiones en una zona a la que, por problemas meteorológicos y la caída de un puente, los equipos de rescate no lograban llegar.
Cuando al fin llegó a pie un contingente militar, el presidente Felipe Calderón afirmó que le habían reportado “serios daños, pero quizá no de la magnitud estimada”. No obstante, mencionó también que el Gobernador le había reportado siete muertos.
Mientras las autoridades trataban de llegar al lugar del desastre, labor que se demoró 10 horas por los problemas de acceso, la noticia de la ‘tragedia’ daba la vuelta al mundo por Internet y desde distintas partes del mundo llegaban reacciones de solidaridad y condolencia.
La supuesta catástrofe dejó en entredicho las versiones ‘oficiales’ y evidenció, además, que la rapidez con la que se multiplica la información por Internet no garantiza su confiabilidad.
“Es normal que se den momentos de confusión en las primeras horas de una catástrofe. El mal tiempo y las pésimas comunicaciones lo ponen todo más difícil”, explicó el portavoz de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea, Ferrán Tarradellas.
Mientras tanto, otro deslave en el poblado de Amatán, del también sureño estado de Chiapas, igualmente golpeado por lluvias producto de recientes tormentas tropicales, dejó al menos 16 muertos.
“Sus cuerpos han sido rescatados, hay cinco menores de edad, tres recién nacidos y ocho adultos”, informó el secretario de obras públicas del lugar, Guillermo Castellanos.
Colombia descarta sobrevivientes
Las autoridades colombianas del departamento de Antioquia descartaron la posibilidad de que sean rescatadas con vida las entre 20 y 30 personas que quedaron sepultadas el lunes por un alud que cayó sobre varias casas y una carretera del noroeste debido a las lluvias.
“En este momento no hay posibilidad de que se encuentren sobrevivientes”, manifestó el director de la oficina de Atención y Prevención de Desastres de Antioquia, John Rendón, tras señalar que el lugar podría ser declarado camposanto si no encuentran los cadáveres.
Un pequeño alud había bloqueado la carretera, en el municipio de Giraldo, el domingo, por lo que los pasajeros de un autobús caminaban sobre los escombros para pasar al otro lado, donde los esperaba un vehículo para continuar su viaje, cuando se produjo una avalancha que los sepultó. Reuters, DPA