‘Ser rebelde es saludable para la sociedad’

Cuando a los 7 años llegó a Nueva York, Sandra Fabara, mejor conocida como Pink Lady, nunca imaginó que se convertiría en una figura de culto internacional entre los artistas del grafiti. Ella y su obra han inspirado libros, películas y documentales.

Nació en Ambato y su niñez tuvo lugar en el Puyo, suficiente como para creer que sería una niña buena y quizá estudiaría arquitectura como su padre. Pero en las venas de la niña fluían torrentes de rebeldía e inconformidad, que la llevaron muy tempranamente a juntarse de vez en cuando con la jorga de Andy Warhol y Jean Michel Basquiat.

Sigue siendo auténtica, inconforme, apasionada y, sobre todo, la artista que a finales de los 70 le dio una carga femenina, latina y de Queens al grafiti.

Casada con un renombrado “grafitero”, él sí un malandrín, de los que hacían daño a los trenes neoyorquinos, y a quien la vida convirtió en conductor de esos trenes. Aunque su arte sobre el ladrillo es temporal, el nombre de Pink Lady ya está escrito en la historia de Nueva York, por ser la primera mujer que burló a la noche y a la Policía. Por su rebeldía y sus colores ella trascendió.

¿Es usted una subversiva y rebelde o, como solía decir el ex alcalde Rudolph Giuliani, una pandillera?

Soy Pink Lady y soy una artista.

¿Qué me diría si le digo que es una artista del espray?

Le diré que no está familiarizada con mi arte. Nueva York tiene inviernos largos y solo se puede pintar las paredes con espray la mitad del año y yo soy una artista de tiempo completo.

¿Cuándo la vándala se convirtió en una leyenda y la figura más influyente entre las mujeres que hacen grafiti?

Comencé muy joven. En aquel entonces no tenía idea de que un día llegaría a ser una inspiración.

¿Qué hacía en un mundo donde lo que más fluía era la testosterona?

El del grafiti era un club donde las mujeres no eran bienvenidas, pero en los años 70 algunas empezamos a llegar, eran tiempos del activismo feminista. Hoy hay cientos en el mundo.

¿Adolescente y ya levantando la bandera feminista?

No era consciente de eso.

¿Qué era entonces?

Una chica que quería divertirse y ser parte de una jorga chévere. Pero sin saberlo fui creando arte feminista y mostrando a las mujeres como heroínas en lugar de como víctimas.

¡Pobres sus padres!

Estaba viviendo mi aventura. La única mujer corriendo en la oscuridad de la noche pintando los trenes. Ellos estaban aterrados.

Quién no...

Siempre estaban esperando llamadas de la Policía o pendientes de que se estacione una ambulancia enfrente de la casa.

¿Qué decía con el grafiti?

A los 16 años vivía en el mundo de abajo y en el de arriba: pillando un espacio y exhibiendo en galerías. Conforme fui madurando descubrí que no todo era dejar mi nombre sino expresar mis sentimientos, mi sitio en la sociedad, mi barrio, mi origen...

La humanidad viene escribiendo en las paredes desde hace miles de años.

Pintamos desde cuando éramos neandertales, pero ahora pintar, incluso a la Mona Lisa, en una pared no permitida es considerado vandalismo.

Los trenes también son propiedad privada.

Es transportación pública, por lo tanto sentíamos que nos pertenecía. Éramos jóvenes y necesitábamos expresar nuestro disgusto pintando cosas bonitas en una ciudad muy sucia y corrupta.

¿Por qué, siendo artista, llamarse Pink Lady, Peste, Erótica 67 o Garra?

Hay muchas veces que los nombres no dicen nada, pero se leen y se ven bien. Tiene que ser corto para evitar el arresto (risas).

En la huida pueden ocurrir cosas terribles.

Nunca tuve una experiencia mala, pero sí estuve muy cerca, huyendo de la Policía en la oscuridad de los túneles del tren y en pánico. A los 15 años unos pandilleros intentaron abusar de mí, pero el líder de la pandilla lo evitó. Desde entonces somos amigos.

¿Para qué tanto riesgo?

Los adolescentes necesitan aventura y es saludable ser rebelde. Además, ¿por qué no hacer y exhibir arte en la calle, por qué lo confinamos a las galerías?

Ud. pasó del metro al Museo de Arte Moderno al de Brooklyn, al Whitney. ¿Se siente reivindicada?

Había tanto que explorar y con 16 años y miles de dólares en la cuenta del banco, gracias a mi arte de lienzo que se exhibía en galerías, viajando por todo el mundo y famosa... Y llegué a esos museos progresivamente.

¿Sus 15 minutos de fama?

Soy famosa hace tiempo, con admiradores en todo el mundo.

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