La fuerte presión para que el propietario de un equipo de la NBA sea suspendido de por vida y las miles de fotos en la red Twitter de personas comiendo plátano aparecieron esta semana como expresión de rechazo al racismo en el deporte.
Pero las frases de Donald Sterling, dueño del equipo Los Angeles Clippers, quien le había dicho a su novia que no asistiera con negros a los partidos de baloncesto, no han sido las primeras que se han escuchado en la liga profesional de ese deporte en EE.UU.
Y el episodio de un hincha lanzando un banano hacia el futbolista del club Barcelona de España Dani Alves es uno más en un continente donde los ánimos nacionalistas se exacerban en el deporte. Por ejemplo, jugadores polacos y judíos han tenido que escuchar frases como “construiremos una vía férrea que los lleve hasta Auschwitz (uno de los más sangrientos campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial)” en medio de un partido.
Las recientes conmemoraciones de los genocidios de Armenia (1915) y Ruanda (1994) fueron también recordatorios al mundo de que las matanzas por motivos de odio racial no pueden repetirse en la historia de la humanidad. Sin embargo, lo que ocurrió con Sterling y Alves habla de actitudes todavía muy arraigadas, que demandan un fuerte trabajo a largo plazo para erradicarlas.
- ‘Mapa de odio’, extendido
La organización Southern Poverty Law Center (SPLC)publicó en marzo pasado lo que denominó ‘el mapa de odio 2013’, donde ubica a los 939 grupos racistas y radicales en todo el territorio de Estados Unidos. Y el análisis histórico de la misma entidad muestra que estas agrupaciones tienden a aumentar durante los gobiernos demócratas.
El incremento más dramático se ha dado, de hecho, desde que llegó a la Casa Blanca el primer presidente afroamericano de ese país, Barack Obama.
El SPLC ha identificado dentro de este universo a nacionalistas blancos, ‘skinheads’ (cabezas rapadas), neonazis y adeptos del legendario Ku Klux Klan, famoso por sus agresiones a los esclavos liberados en el siglo XIX.
Al otro lado del océano, la encuesta Eurobarómetro ha reflejado en los últimos años que la mayoría de ciudadanos piensa que la discriminación basada en el origen étnico es la más común en el Antiguo Continente. Es que, con variaciones en cada país, se han reportado manifestaciones de rechazo -muchas veces violentas- hacia grupos minoritarios como gitanos, africanos, latinoamericanos, judíos o musulmanes.
Esto sustenta los resultados de la clasificación elaborada por la ONU, que identifica como los más vulnerables a ser sujetos de actos de racismo a los migrantes, las personas que viven en pobreza extrema, mujeres, ciudadanos con ascendencia africana, pueblos indígenas y minorías étnicas, religiosas y lingüísticas.
Aunque no existe un ente internacional que las reúna, en cada lugar existen organizaciones que trabajan, sobre todo en el ámbito de la concienciación y la educación, para defender los derechos de estos grupos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que estos son inherentes a todas las personas sin distinción y existen legislaciones locales que la ratifican. Pero los últimos dos casos de racismo en el deporte ratifican cuán alejada sigue aún la idea de igualdad de la mente colectiva .
En mayo del 2013, el proyecto de investigación global World Values Survey publicó los resultados de un estudio que el diario The Washington Post denominó “un fascinante mapa de los países más y menos tolerantes a las diferencias raciales”. La pregunta aplicada en 80 países de los cinco continentes fue: “¿le gustaría tener como vecino a una persona de una raza diferente a la suya?”.
Paradójicamente, las naciones donde se conoce de la existencia de grupos de odio racial (EE.UU., Europa occidental) aparecen como las más tolerantes a las diferencias étnicas. Mientras que en países como Ecuador, donde incluso está vigente una ley que tipifica los delitos de odio, un 34,5% de los encuestados se manifestó en contra de la idea de una vecindad más diversa.
Varios expertos han cuestionado la claridad de los resultados, pero es hasta ahora el único trabajo que ha intentado medir la tolerancia racial a una escala global.
Por su lado, la Universidad de Harvard mantiene a disposición de los internautas, como parte de una profunda investigación académica, un test en línea respecto a las actitudes respecto a la raza negra (implicit.harvard.edu/implicit/featuredtask).
Con fotos y palabras, durante cinco minutos la persona encuestada debe relacionar sentimientos positivos y negativos con personas de piel blanca o negra. Estas asociaciones mentales, dicen los expertos, inciden en aspectos tan diversos como la contratación de empleados y los resultados electorales.
En contexto
El pasado 21 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, la ONU resaltó el papel fundamental que juegan los gobernantes en la movilización de la voluntad política para combatir el racismo y la discriminación racial.
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