El papa Francisco falleció el lunes 21 de abril de 2025, a causa de un ictus, también conocido como accidente cerebrovascular. Según la parte oficial del Vaticano, el pontífice sufrió un coma seguido de un fallo cardiocirculatorio irreversible.
La muerte se produjo en su residencia de Santa Marta, donde se recuperó de una neumonía polimicrobiana bilateral, que lo permaneció hospitalizado durante 38 días en el Hospital Gemelli de Roma.
Más noticias
¿Qué es un ictus cerebral?
De acuerdo con la Sociedad Española de Neurología, el ictus es un trastorno brusco de la circulación cerebral que altera la función de una parte del cerebro. Puede afectar la movilidad, el habla, la visión o incluso provocar la muerte, dependiendo de la zona afectada y la rapidez con la que se recibe atención médica.
Tipos de ictus
Existen dos tipos principales:
- Ictus isquémico: ocurre cuando se reduce el flujo sanguíneo en una parte del cerebro. Representa cerca del 85% de los casos y puede causar un infarto cerebral, una lesión irreversible por la falta de oxígeno y nutrientes.
- Ictus hemorrágico: se produce por la rotura de un vaso sanguíneo cerebral. Es menos frecuente, pero tiene una tasa de mortalidad más alta.
Factores de riesgo
Algunos factores no pueden evitarse, pero otros pueden prevenirse con hábitos saludables:
- Edad: el riesgo aumenta a partir de los 60 años.
- Sexo: afecta más a los hombres, pero la mortalidad es mayor en las mujeres.
- Historial médico: haber sufrido un ictus previo, hipertensión o enfermedades cardíacas como angina o infarto.
Prevención
Las principales recomendaciones para reducir el riesgo de ictus incluyen:
- No fumar ni consumir alcohol.
- Controlar el colesterol y los niveles de grasas en sangre.
- Realice ejercicio regularmente y evite el sedentarismo.
- Evitar el sobrepeso, la obesidad, el estrés y la ansiedad.
Síntomas de alarma
Reconocer los síntomas a tiempo es clave para recibir tratamiento inmediato y reducir secuelas. Los signos más comunes son:
- Dolor de cabeza intenso y arrepentido.
- Visión borrosa o pérdida de visión en uno o ambos ojos.
- Dificultad para hablar o entender.
- Pérdida de equilibrio o coordinación.
- Debilidad o entumecimiento en el rostro, brazo o pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo.
Ante cualquiera de estos síntomas, acudir de inmediato a un centro médico puede marcar la diferencia.
Tratamiento
El tratamiento varía según el tipo de ictus:
- En los casos isquémicos, se puede aplicar trombolisis (disolución del coágulo) o trombectomía (extracción del coágulo).
- En los ictus hemorrágicos, en algunos casos se requiere intervención quirúrgica para controlar el sangrado.
Rehabilitación
Entre el 40% y el 60% de los pacientes que sobreviven a un ictus quedan con algún tipo de secuelas físicas o cognitivas. Por eso, la rehabilitación médica, neurológica y física es fundamental para recuperar la funcionalidad y mejorar la calidad de vida.