Las protestas estudiantiles del jueves en Londres en contra de un aumento del arancel universitario y los disturbios registrados, entre ellos el ataque al coche del príncipe Carlos, desataron un fuerte debate en el Reino Unido acerca de la actuación de la Policía en la manifestación.
Lo que suscitó críticas fue particularmente el ataque del coche en el que viajaban el príncipe Carlos y su mujer Camilla, que fue interceptado por manifestantes cuando la pareja se dirigía al teatro. Los manifestantes lanzaron bombas de pintura contra el Rolls Royce.
A pesar del imprevisto, la pareja pudo llegar a tiempo a la función. Las protestas, en su mayor parte pacíficas, derivaron en disturbios: se prendió fuego a bancos situados en la plaza frente al Congreso. 12 policías y 43 manifestantes resultaron heridos, y 22 personas fueron detenidas.
El cuerpo policial defendió ayer su actuación en defensa de la familia real. Para la familia real es importante estar cerca de la población y no aislarse, dijo el jefe de Scotland Yard, Paul Stephenson. Las medidas de seguridad están diagramadas de acuerdo con este principio, explicó, pero la situación del jueves fue extremadamente difícil e imprevisible. Los propios Carlos y Camilla elogiaron el operativo policial y comunicaron que estaban “muy agradecidos”.
La pareja comprende que los policías se vieron confrontados con una situación complicada, fue un contexto “extraordinariamente difícil”, comunicó un portavoz. Los manifestantes (entre 20 000 y 30 000 estudiantes, escolares, empleados universitarios y padres) se habían congregado el jueves a mediodía en la capital británica y se dirigieron hacia el Parlamento, donde se sesionaba sobre el aumento del arancel universitario.
La medida fue aprobada por 323 votos a favor y 302 en contra y entrará en vigencia en el 2012. El aumento de la matrícula universitaria en Inglaterra pasará de 3 000 a 9 000 libras esterlinas (USD 4 700 a 14 200 ) anuales. La aprobación dividió el ala liberaldemócrata, que durante la campaña electoral había prometido no respaldar el alza.