Yadira Alexandra Yepes Sotelo o alias ‘Yadira’, como se le conoce en el mundo del hampa, fue capaz de planear con frialdad la muerte de una mujer consumidora de drogas en estado de embarazo en la vereda Chacua del municipio de Soacha, Colombia.
La supuesta agresora de solo 23 años, incluso, convenció a tres personas más de participar en el crimen y a través de engaños convencer a una mujer adicta con 37 semanas de embarazo de caer en sus redes. No fue un trabajo de un día, se ganó la confianza de la gestante día tras día.
Lo más bochornoso es que tenía antecedentes judiciales por hurto calificado y estaba en detención domiciliaria por otro asesinato. Uno de sus aliados habría sido el encargado de abrir el abdomen con instrumentos rudimentarios y extraer al bebé en compañía de dos cómplices más que ya están identificados y que son buscados por cielo y tierra por la Policía colombiana.
Yadira, el cerebro criminal detrás del atroz asesinato, cayó cuando los médicos del hospital Yaguas llamaron a las autoridades. Tras hacerle varios exámenes sabían que el recién nacido con el que había llegado no era de ella, que algo ocultaba.
Según el coronel Livio Germán Castillo Villarreal, comandante de la Policía de Soacha, cuando la abordaron estaba nerviosa y daba versiones encontradas de lo sucedido. “Llamamos a su familia, y ellos nos informaron que estaba embarazada pero que, de un momento a otro, había aparecido con un neonato diciendo que el nacimiento había ocurrido de la nada. Dijeron que por eso la habían llevado al hospital porque su salud podía correr peligro”, aseguró.
Con lo que no contaba Yadira era con que la Policía ya había confrontado los vídeos hallados y que sabían que se trataba de la misma mujer captada junto con sus cómplices caminando sobre la zona rural y con un bebé en brazos.
“Luego terminó confesando que sí había estado embarazada, pero que a los tres meses había sufrido un aborto espontáneo y que por eso había comenzado a maquinar un plan para conseguir otro bebé”, dijo Livio.
Luego de semejante descubrimiento de pruebas y hasta la confesión de la supuesta homicida, a Yadira se le imputaron los delitos de homicidio agravado, tortura y tráfico de niños, niñas y adolescentes.
Por fortuna, el niño se recupera de las condiciones extremas y violentas en las que nació en el hospital y en este momento está en proceso de restablecimiento de derechos por parte del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Aunque la mujer argumenta que su acto fue por haber perdido a su hijo, se seguirá investigando para establecer si había otro propósito criminal con el recién nacido.
Los hechos
El 9 de abril, a eso de las 13:00 llegó una inusual denuncia a la central de radio de la Policía. Los lugareños decían estar conmocionados por el descubrimiento que hicieron en un apartado lugar de la zona rural de la vereda Chacua del municipio de Soacha.
Habían encontrado el cuerpo de una mujer con suturas en el abdomen y los órganos expuestos. Alrededor estaban algunas prendas de vestir bañadas en sangre. La escena era escabrosa. De forma inmediata se trasladaron al lugar unidades del Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes y personal del CTI de la Fiscalía.
Se toparon con los vestigios de un cruel asesinato. Inmediatamente comenzaron a hacer entrevistas, a recoger minuciosamente cada una de las pruebas, a revisar las cámaras de seguridad de la zona y a llevar a cabo los análisis científicos a todo lo recolectado.
El subintendente Fabián García quedó asombrado por el grado de violencia en este caso. “En la zona no había ocurrido algo así. Fue un acto llevado a cabo con mucha maldad. Habían extraído un bebé del cuerpo de una mujer. Inhumano”.
Así se enteraron de que la víctima no era conocida en aquella vereda y que la habían asesinado entre la noche del 8 y la madrugada del 9 de abril de 2022. Para poder identificarla se le tomaron las huellas dactilares al cadáver, y fueron llevadas inmediatamente al Instituto Nacional de Medicina Legal junto con el cuerpo de la occisa para ser examinado.
Luego de estos procedimientos se supo que la mujer que yacía en la vereda Chacua era Sandra Johana Álvarez Solano, una ciudadana residente del municipio de Soacha con graves problemas de consumo de drogas. Era enferma y muy fácil de manipular.
Por estar en esa condición de vulnerabilidad fue presa fácil de su supuesta asesina y sus cómplices, quienes al identificar que se encontraba en avanzado estado de embarazo y que la mayor parte de tiempo deambulaba por las calles era una víctima perfecta para sus propósitos.