Volar helicópteros cerca del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan siempre implica ciertos riesgos, pero las condiciones de la noche del 29 de enero de 2025, fueron especialmente complicadas.
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La oscuridad sin luna y la presencia de luces urbanas cerca del aeropuerto generaron un entorno difícil para la tripulación del helicóptero Black Hawk, que volaba por encima de la altura autorizada.
Según The New York Times, las entrevistas con pilotos de helicópteros indican que la tripulación enfrentaba un escenario lleno de desafíos debido a la congestión del espacio aéreo y las limitaciones del helicóptero.
Los investigadores de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) afirmaron que la colisión ocurrió a unos 91 metros de altura, superando los 60 metros permitidos para helicópteros en esa zona. Sin embargo, aún queda mucha información por esclarecer, como las razones que llevaron al helicóptero a desviarse de su ruta.
El papel de la tecnología en el accidente
El helicóptero involucrado en el accidente, un modelo UH-60 Black Hawk, era una versión más antigua que carecía de sistemas modernos de seguridad, como el Sistema de Alerta de Tráfico y Evasión de Colisión (TCAS), comúnmente utilizado en aviones comerciales.
The New York Times destacó que este tipo de tecnología podría prevenir el choque al alertar a la tripulación de la proximidad del avión de American Airlines. Además, la tripulación no tenía acceso a un piloto automático avanzado, lo que incrementó la dificultad de maniobrar en condiciones tan complejas.
El hecho de que los controladores aéreos no hayan podido proporcionar asistencia visual debido a las dificultades en el espacio aéreo también jugó un papel crucial. Según el testimonio de varios expertos, el tráfico aéreo cerca del Aeropuerto Nacional es especialmente denso, lo que requiere una gran destreza por parte de los pilotos.
La investigación continúa
Aunque el NTSB no atribuyó culpa a la tripulación del Black Hawk, es necesario reunir más información, que será analizada esta semana cuando los restos del helicóptero sean retirados del río Potomac.
Las entrevistas y las grabaciones del control del tráfico aéreo indican que, en los momentos previos al accidente, la tripulación solicitó “separación visual”, es decir, asumir la responsabilidad de identificar el tráfico cercano por su cuenta. Este procedimiento, junto con la falta de sistemas de seguridad avanzados, podría haber contribuido a la tragedia.
La investigación no solo está centrada en el incidente mismo, sino también en las condiciones extremas a las que se enfrentan los pilotos militares al operar en el espacio aéreo de Washington D.C.
El testimonio de exmilitares y expertos en aviación confirma que la ruta y las restricciones de altitud, sumadas a los factores ambientales y la falta de tecnología moderna, hicieron que esta misión de entrenamiento fuera aún más peligrosa.