Quizás como un exorcismo o una limpieza espiritual aparece ‘Dice que no sabe’, un pequeño volumen de poemas de Carolina Portaluppi, intelectual guayaquileña muy ligada al gobierno de Rafael Correa.
Nacida en 1963, Portaluppi ha publicado antes otro poemario (Excluidos los signos) y varios de sus textos constan en antologías líricas como Indignados tus hijos del yugo y La voz del Eros.
En los versos de Dice que no sabe transitan claras referencias temáticas y estilísticas vinculadas a la excepcional poeta argentina Alejandra Pizarnik, cuya literatura ejerce cada vez mayor influencia entre los jóvenes escritores latinoamericanos.
De hecho, el libro se abre con una cita de Pizarnik en el Árbol de Diana y su línea conceptual es la que da el nombre al volumen de Portaluppi:
“dice que no sabe del miedo de la muerte del amor/dice que tiene miedo de la muerte del amor/dice que el amor es muerte es miedo/dice que la muerte es miedo es amor/dice que no sabe”.
En ese mismo tono escribe Portaluppi sus versos:
“De la noche temo lo inevitable/ese anticipo a la muerte/y al polvo en que he de convertirme./ Los sueños son el lugar/donde reinan en mí/vivos y muertos./ Amanezco con el deseo de orar/por el eterno descanso/de los cuerpos”.
A momentos profundamente reflexiva e introspectiva, la poesía de Portaluppi desafía al lector a quedarse en ella, a pensarla, a volver sobre sus líneas para atenuar el impacto de la palabra dicha como dardo o ráfaga:
“Estoy aquí por ti/y a veces no sé quién eres/No es tu culpa/es mi mala memoria”.
En Dice que no sabe, Portaluppi es deseos, ciudades, noches, miedos, dioses, laberintos…
La poeta da vueltas alrededor de ideas, imaginarios y sensaciones que se convierten en ejes temáticos recurrentes, siempre con el amor detrás de los instintos:
“El cuerpo de esta mujer/gravita/en mi cuerpo./Sin brújula/voy y vengo/una y otra vez/ En vano intento escapar/ de la muerte”. RDB