Dos años después del pico de llegadas de migrantes a las costas europeas, las divisiones abiertas en el seno del bloque con las cuotas obligatorias de acogida de refugiados se mantienen, especialmente entre países del oeste y del este del bloque. Foto: Agencia AFP
Los 28 países europeos tuvieron este jueves 14 de diciembre de 2017 un “encendido debate” durante la cumbre en Bruselas sobre cómo gestionar la acogida de refugiados, una cuestión espinosa que tensó incluso la relación entre instituciones de la UE.
Dos años después del pico de llegadas de migrantes a las costas europeas, las divisiones abiertas en el seno del bloque con las cuotas obligatorias de acogida de refugiados se mantienen, especialmente entre países del oeste y del este del bloque.
El debate en la cena a puertas cerradas en el primer día de la cumbre en Bruselas no dio origen a conclusiones escritas. Los europeos siguen intentando pactar una respuesta duradera a este fenómeno, “un largo proceso que logró, con todo, resultados”, según una fuente europea.
“El debate fue encendido porque las divergencias son grandes”, reconoció el primer ministro holandés Mark Rutte. La canciller alemana, Angela Merkel, máxima defensora de la acogida de refugiados al inicio de la crisis, dijo que “los puntos de vista de unos y de otros no han cambiado” y constató que va a ser necesario “seguir trabajando”.
Con una menor presión migratoria en suelo europeo, que se trasladó al norte de África, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, propuso en su carta de invitación a los líderes una discusión “franca” sobre migración, sin conclusiones y a puerta cerrada.
Tusk busca mantener la unidad de los líderes en plena negociación del divorcio con Reino Unido y cuando la complicada reforma del reglamento de Dublín, en virtud del cual el primer país que pisa un migrante debe hacerse cargo de su solicitud de asilo, está atascada.
‘Poner de su parte’
“Las cuotas dividieron realmente a la UE, debemos ser prudentes en el futuro”, dijo el primer ministro eslovaco, Robert Fico, cuyo país forma parte de Visegrado, un grupo de Estados de la ex órbita soviética opuestos a acoger migrantes.
La llegada de cientos de miles de migrantes, entre ellos sirios huyendo de la guerra en su país, desde 2015 a las costas de Grecia y, posteriormente, a las de Italia motivó que la UE derogara parcialmente sus reglas migratorias instalando un plan de reparto.
Este plan de reubicaciones basado en un sistema de cuotas permitió trasladar entre los países europeos en sus dos años de vigencia 32 000 solicitantes de asilo que llegaron a las costas de Italia y Grecia, del objetivo inicial de 160 000.
Ante el rechazo de algunos países del Este a acoger refugiados, Bruselas decidió tomar cartas en el asunto y el pasado jueves llevó ante la justicia europea a República Checa, Hungría y Polonia por no cumplir sus cuotas.
La canciller alemana, Angela Merkel, había reafirmado a su llegada a la cumbre que no debería haber una “solidaridad selectiva” entre países. “Cada uno debe poner de su parte para encontrar las buenas convergencias”, apuntó el mandatario francés, Emmanuel Macron, para quien, en referencia a la reforma de la política migratoria, “se necesita expresar solidaridad pero sin caer en bloqueos”.
‘Antieuropeo’
Los países del grupo de Visegrado entienden que la solidaridad con los países mediterráneos en primera línea de la crisis migratoria no debe pasar especialmente por acoger refugiados.
Fico anunció en Bruselas una ayuda de 35 millones de euros de estos cuatro países para apoyar a Italia en la gestión de los migrantes procedentes de Libia, acción que muestra, a juicio del mandatario húngaro Viktor Orban, que comparten puntos de vista en cuanto a la solidaridad.
Aunque el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, celebró esta ayuda, aseguró que no cambia nada respecto a las diferencias sobre las reubicaciones de refugiados.
El presidente del Consejo Europeo, que coordina los trabajos de los 28, quiere desbloquear esta reforma antes de junio de 2018, si bien sus críticas a la política de cuotas, ideada por la Comisión Europea, le valieron las críticas del ejecutivo comunitario.
El comisario europeo de Migración, Dimitris Avramopoulos, calificó incluso de “antieuropeo” al polaco Tusk, a quien acusó de “socavar” el “principio de solidaridad” entre los países, “uno de los principales pilares del proyecto europeo”.
Bruselas considera de hecho incluir en la reforma sobre la política de asilo este sistema de “reubicaciones” obligatorias, que no obstante sólo se activaría en caso de una nueva situación de emergencia.