Times Square más que la capital mundial del teatro es el corazón de Nueva York. Es la Torre de Babel contemporánea y ahora el lugar al cual unos desconocidos intentaron hacer explotar una bomba.Las autoridades federales y locales están en la frenética búsqueda de los responsables del atentado que no llegó a ocurrir pero que les recordó a los neoyorquinos que viven en una ciudad que es el potencial objetivo de grupos extremistas.Sin embargo, el domingo y ayer, excepto la presencia abundante de periodistas buscando exprimir el sentir de la gente, la vida fluía como siempre: muchedumbres de turistas haciendo cola para ver las obras de teatro y los musicales de Broadway, otros tomando refrescos y fotos en un día lluvioso.Muchos ni estaban enterados de que el sábado en la noche se evacuó el área cuando se descubrió que un auto Nissan Pathfinder estaba botando humo y que de adentro salían chispas y sonidos como si se tratara de pequeñas explosiones de juegos artificiales. “Estuve paseando aquí el sábado en la noche y todo parecía que se trataba de la filmación de una película”, dijo Luis Martínez. “Nadie estaba en estado de pánico, no estábamos enterados de lo que ocurría”.Martínez conoce bien el área porque vivió algunos años allí y su reacción cuando se enteró de lo ocurrido fue: “Times Square es la galería del capitalismo, aquí es donde se plasma la máxima expresión del sistema y siempre será el objetivo de cualquier grupo extremista”.“Gracias a Dios que no vivo en Manhattan”, fue lo primero que se le ocurrió decir a la economista alemana Barbara Hildebrand. “Vivir en Queens me da un poco de seguridad”.Emily Curtain vive en Brooklyn pero su sitio de trabajo está muy cerca de Times Square y a igual que Hilderbrand dice no estar en estado de pánico. “Esto es Nueva York y no podemos meternos debajo de la cama por el miedo. No tengo opción más que subirme al tren. Hay que aprender a vivir con esto”.“Si ves algo di algo”, es el lema en Nueva York. Un turista realizó un vídeo del supuesto sospechoso que se alejaba del auto y dos vendedores de camisetas cumplieron con la contraseña alertando a un policía. Ésta investiga qué tiene que ver con ese fallido atentado un hombre blanco de unos 40 años que se quitó la camiseta negra mientras se alejaba del lugar. El único identificado es el dueño del auto, pero está fuera de sospecha.