Altos funcionarios del Gobierno y militares estadounidenses condenaron ayer en duros términos la ‘repugnante’ intención de una iglesia de Florida de quemar libros del Corán. Y advirtieron de las graves consecuencias que podría tener esta acción para las relaciones del país con el mundo musulmán.
“Creemos que son acciones provocadoras, irrespetuosas, intolerantes, divisivas (…) y alimentarán el radicalismo”, afirmó el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley. Su condena a lo que calificó también como acto “repugnante que no debería suceder” se produce después de que el controvertido pastor de la iglesia Dove World Outreach Center de Gainesville, Florida, Terry Jones, reiterara ayer su intención de celebrar el sábado el ‘Día Internacional de quemar un Corán’ en conmemoración de los atentados del 11 de septiembre de 2001, pese a que altos mandos militares en Afganistán hayan alertado de que podría poner en riesgo a los soldados estadounidenses allí desplegados.
“Estamos decididos a ello pero, al mismo tiempo, estamos rezando”, dijo Jones cuando fue confrontado con las advertencias de los militares desde Kabul.
El comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, David Petraeus, advirtió de que esta acción “podría poner en peligro a las tropas y a todos los esfuerzos conjuntos” en Afganistán. “Es precisamente el tipo de acción que los talibán aprovechan y podría provocar problemas significativos no solo aquí, sino en todas las partes del mundo donde actuamos con la comunidad islámica”, agregó. La propia embajada estadounidense en Kabul “reafirmó su respeto” por el Islam y se alejó de cualquier acto que “falte al respeto” ante esta religión, en vista de las protestas que se registraron el lunes en una mezquita de la capital afgana donde cientos de afganos quemaron banderas estadounidenses bajo gritos de “muerte a Estados Unidos”.
El Osservatore Romano, el diario de El Vaticano, publicó un artículo titulado ‘Que nadie queme el Corán’, mientras Irán advertía que semejante acto provocaría reacciones “incontrolables”.
“Aconsejamos a los países occidentales que impidan la explotación de la libertad de expresión para insultar los libros sagrados, de lo contrario los sentimientos que provocaría en las naciones musulmanas no podrían ser controlados”, afirmó un portavoz de la Cancillería iraní.