Al mostrar este viernes 13 de septiembre de 2024, por primera vez sus instalaciones para fabricar combustible para bombas nucleares, Corea del Norte se posiciona para adquirir protagonismo en la campaña para las elecciones presidenciales en EE.UU.. Esto ocurre mientras aumenta el temor a que realice pronto un test de armas de gran calado.
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Se trata de un gesto contundente por parte del régimen de Kim Jong-un, que visitó estos días una planta llena de cascadas de centrifugadoras de uranio. Están aparentemente más avanzadas de lo estimado inicialmente por los expertos. Ordenó aumentar la cifra de estos dispositivos “para incrementar exponencialmente el número de armas nucleares”.
Estas son algunas claves para tratar de descifrar este mensaje calculado que Pioyang -que desde 2019 rechaza retomar el diálogo sobre desarme-. Decidió emitir a falta de poco más de siete semanas para que los estadounidenses elijan nuevo presidente.
Programa de enriquecimiento de uranio
Se conocen pocos detalles sobre cómo, dónde y cuánto uranio es capaz de enriquecer Corea del Norte, así como el nivel de concentración de isótopos del material resultante (a mayor concentración de uranio-235, más fisible el combustible de la bomba).
Hasta hoy Corea del Norte solo había mostrado en 2010 unas instalaciones en el Centro de Investigación Nuclear de Yongbyon (unos 100 kilómetros al norte de Pionyang) al científico estadounidense Siegfried Hecker. Estimó que el lugar albergaba unas 2 000 centrifugadoras de gas -un modelo más anticuado que el mostrado hoy- para producir uranio de bajo enriquecimiento.
Servicios de inteligencia y analistas dan por hecho que el régimen posee al menos otro centro de procesamiento en Kangson, en el extrarradio de la capital norcoreana.
Es este recinto de Kangson el que se cree que han mostrado los medios norcoreanos (que no mencionan la localización de la planta), puesto que afirman que Kim Jong-un visitó la superficie en construcción para nuevas centrifugadoras. Concuerda con un reciente informe del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que advierte que se está construyendo un anexo en este complejo situado al suroeste de Pionyang.
El momento elegido
La inmensa mayoría de expertos creen que Corea del Norte opta por mostrar sus centrifugadoras pocas semanas antes de los comicios estadounidenses para recuperar protagonismo en un momento en el que sus programas de armas no salieron a relucir ni una vez en el debate de esta semana entre los candidatos Donald Trump y Kamala Harris. Tampoco lo hicieron en el de junio entre Trump y Joe Biden.
Aunque Corea del Norte no sea un tema que condicione actualmente el voto de los estadounidenses, el mensaje que envió hoy Pionyang es que sí va a ser un asunto que requerirá atención por parte de quien herede la presidencia de manos de Biden.
“Para Trump el mensaje es ‘después del fiasco de (la cumbre de) Hanói nuestro programa atómico sigue adelante. Si lo quieres parar van a tener que sentarse a negociar‘. Y para Harris es un poco lo mismo; ‘la política de Biden ha fracasado, tú verás si quieres sentarte a negociar'”, explica Ramón Pacheco Pardo, director de la cátedra sobre política en la península coreana de la Universidad Libre de Bruselas.
Pacheco Pardo es de los que creen que Pionyang está dispuesto a retomar el diálogo para rebajar sanciones o lograr un acuerdo de seguridad, pero en términos diferentes a los de 2019 en Hanói, ya que el anuncio de hoy refrenda lo que Pionyang repite en los últimos años: que ya no hay posibilidad de que abandone las armas nucleares.
Qué sucederá en las próximas semanas
Seúl y Washington y diferentes expertos advierten en las últimas semanas sobre la posibilidad de que Pionyang opte por realizar justo -antes o después de las presidenciales en EE.UU.- importantes pruebas de armas de destrucción masiva para lograr la atención del nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Podría tratarse del lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM), posiblemente equipado con un vehículo de reentrada múltiple e independiente (como el testado en junio), para mostrar una vez más que Corea del Norte puede alcanzar teóricamente EE.UU.