Un objeto volador no identificado (ovni) puede ser cualquier cosa: un vuelo no autorizado, una luz, un drone o avión no tripulado, una ilusión óptica, la nave de un extraterrestre. En definitiva, algo que vuele y no sea un pájaro o un avión.
“Cualquier objeto aéreo que navegue dentro del espacio nacional cuyo vuelo sea ilícito, anómalo y cuya naturaleza no sea identificable, representa una amenaza para la seguridad y navegabilidad aérea civil y militar. Por ello la Fuerza Aérea del Perú (FAP) tiene la obligación de investigar estos fenómenos a fin de salvaguardar el orden y el correcto uso de los corredores aéreos nacionales”, le dijo a BBC Mundo el ministro de Defensa peruano, Pedro Cateriano.
De esta manera, el gobierno recientemente reabrió el Departamento de Investigación de Fenómenos Aéreos Anómalos (Difaa), a cargo de la propia Fuerza Aérea.
Si dentro de esas naves o luces viajan extraterrestres no es asunto del departamento, y las creencias o deseos de sus investigadores con respecto a este tema forman parte de su vida privada.
En esta oficina se investiga cualquier fenómeno u objeto que pueda poner en peligro a un avión de combate o de pasajeros. Sin embargo, la mayoría de casos registrados no pueden explicarse y abren, nuevamente, los signos de interrogación ante señales de vida fuera del planeta.