El 14 de marzo pasado, a las 22:00, el periodista hondureño Nahúm Palacios fue aniquilado a balazos en la comunidad de Tocoa, en el departamento norteño de Colón. Con su deceso, suman cinco los asesinatos de comunicadores sociales de ese país en tan solo un mes. Un récord.
Palacios era un periodista de 33 años que trabajaba como director de la Televisora Canal 5 del Aguán, y antes de desaparecer, había denunciado amenazas y hostigamiento por parte de los cuerpos de seguridad del Gobierno, por su postura crítica al golpe de Estado, ocurrido el 28 de junio pasado, en contra del ex mandatario Manuel Zelaya.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos había solicitado siete meses antes al Régimen de Roberto Micheletti medidas para proteger su vida, pero nadie logró impedir su muerte.
Honduras es un país violento, lo que lo hermana con sus vecinos de América Central. A diario se denuncian unas 14 muertes atribuidas en general al crimen organizado. No obstante, el golpe de Estado alteró ese escenario de conflictos a escala nacional.
El 1 de marzo, una emboscada tendida a la periodista Carol Cabrera resultó en la muerte del pasante de periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Joseph Andoni Hernández Ochoa. Él trasladaba en su automóvil a Cabrera, quien reportaba desde allí para el noticiero nocturno de la emisora Radio Cadena Voces, cuando una ráfaga de disparos llegó a ellos desde una motocicleta.
El 11 de marzo se conoció otro homicidio. El comunicador rural David Meza fue muerto a balazos en la norteña ciudad de La Ceiba.
Él trabajaba para la emisora Radio América de Tegucigalpa y para el noticiero de televisión Abriendo Brecha. Una semana antes de su muerte, Meza denunció amenazas del narcotráfico por informar sobre el deceso de un desconocido de nacionalidad mexicana en esa zona.
Cinco días después del asesinato de Nahúm Palacios, otros dos comunicadores rurales, José Bayardo Mairena y Manuel Juárez, fueron abatidos a tiros en el nororiental departamento de Olancho, cuando investigaban un caso de tráfico de drogas, según dijeron fuentes periodísticas que pidieron el anonimato.
Para Eric Samson, coordinador de periodismo multimedia de la Universidad San Francisco de Quito, la realidad de los comunicadores de esa nación es preocupante. A su juicio, el problema también puede derivar en la práctica de la autocensura. “Hacen una cobertura mínima y se autocensuran para precautelar su vida. Eso se entiende”.
La ola de violencia en contra de los periodistas no se limita únicamente a América Central. De hecho, en los últimos 21 años, en Ecuador también se ha registrado la muerte de seis periodistas, según la página web de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Cuatro fallecieron en los últimos cinco años. Ellos son Raúl Rodríguez Coronel, José Luis León, Raúl Suárez Sandoval y Julio Augusto García. El último, de nacionalidad chilena, murió por asfixia durante las jornadas de protesta en las que fue derrocado el ex presidente Lucio Gutiérrez. El resto fue abatido con armas de fuego.
Los comunicadores sociales Arnaldo Rivas Ronquillo y Pancho Jaime murieron en 1992 y 1989, respectivamente.
Julio César Ramos Urquiza, reportero del semanario Impacto 2000 y de las emisoras Carnaval y Morena, quien sufrió un atentado en enero pasado, opina que la realidad que vive el periodista ecuatoriano es complicada. Para él, los comunicadores sociales corren mayor peligro desde que se incrementó el ingreso de ciudadanos extranjeros al país.
Ninguna autoridad se ha pronunciado sobre las muertes de los periodistas en el Ecuador. Ramos sugirió que el Estado debería adoptar medidas de protección.
Otros casos en la región
El editor de los semanarios mexicanos El Oportuno y Despertar de la Costa Chica, Jorge Ochoa, fue asesinado en enero con un disparo en la cabeza. Fue hallado dentro de su vehículo.
Al colombiano Harold Rivas, director del programa Comunidad Libre del Canal CNC Bugavisión lo mataron en diciembre del 2009, de cinco balazos, en la funeraria que también administraba.
La lista de la SIP (actualizada al 2 de febrero del 2010) dice que desde 1987 fueron asesinados 358 periodistas y 11 desaparecieron. Colombia encabeza la lista con 124 muertes, le sigue México con 83.