Un programa de software israelí diseñado para perseguir a criminales y terroristas fue usado para infiltrar al menos 37 teléfonos móviles que pertenecían a reporteros, activistas de derechos humanos, directores de empresas y dos mujeres cercanas al periodista saudí Jamal Khashoggi.
Esa es una de las principales conclusiones de una investigación publicada el domingo 18 de julio de 2021 y que llevaron a cabo The Washington Post y otros 16 medios de comunicación con la ayuda de Amnistía Internacional y la organización francesa sin ánimo de lucro Forbidden Stories.
Amnistía Internacional y Forbidden Stories tuvieron acceso a una lista de más de 50 000 números de teléfono y los compartieron con los medios de comunicación, que los usaron para su investigación. De esos 50 000 números de teléfono, 37 fueron infiltrados con el programa de software, según la investigación.
El programa en el centro de la polémica es un spyware o software espía llamado Pegasus y creado por la firma tecnológica israelí NSO Group, que vende ese programa hasta a 60 agencias militares, de inteligencia o de seguridad en 40 países de todo el mundo.
Pegasus saltó a las portadas de los medios de comunicación por primera vez en 2016, cuando el prestigioso Citizen Lab de la Universidad de Toronto descubrió vulnerabilidades en el iOS, el sistema operativo móvil de Apple.
Más tarde, en 2019, 1 400 personas, entre ellas varios políticos catalanes, fueron víctimas del espionaje de Pegasus, que aprovechó una vulnerabilidad de WhatsApp para infiltrarse en los teléfonos.
Ahora, sin embargo, The Washington Post reveló la existencia de una lista de 50 000 números de teléfono pertenecientes a países famosos por espiar a sus ciudadanos o que son clientes de NSO Group.
De esos números, los autores de la investigación fueron capaces de identificar a 1 000 personas que viven en 50 países de todo el mundo.
Entre ellos, figuran varios miembros de familias reales árabes, al menos 65 altos cargos de empresas, 85 activistas de derechos humanos, 189 periodistas y más de 600 políticos y funcionarios gubernamentales, incluidos jefes de Estado y de Gobierno, ministros y diplomáticos.
The Washington Post y los otros medios no han podido averiguar cuál era exactamente el objetivo de la lista de 50 000 nombres. Tampoco saben quién creó el listado y cuántos de los teléfonos fueron objeto de espionaje.
Por el momento, han podido confirmar que 37 sí fueron infiltrados, aunque fuera por solo unos segundos.
Los Gobiernos o agencias de seguridad que usaron Pegasus para infiltrar los teléfonos de periodistas, activistas y otros políticos habrían supuestamente violado la licencia de uso creada por NSO Group, que en teoría diseñó esos programas para vigilar a terroristas y criminales.
En declaraciones a The Washington Post, NSO Group rechazó identificar a los Gobiernos a los que ha vendido el software espía.
Sin embargo, el análisis de los medios concluye que, de la lista de 50 000 números de celulares, el mayor número -15 000- estaban en México y pertenecían a políticos, periodistas y sindicalistas, entre otros.
Otro gran número de posibles víctimas han sido localizadas en Catar, Yemen, Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
Asimismo, la investigación revela que Pegasus intentó infiltrar el teléfono Android de Hanan Elatr, la que fuera una de las esposas de Khashoggi, justo seis meses antes de su muerte. No se sabe si esos intentos de espionaje tuvieron éxito.
Además, el teléfono de la que fue posteriormente su prometida, Hatice Cengiz, fue infiltrado por el software espía solo unos días después de que muriera, según la investigación publicada hoy.
En declaraciones a The Washington Post, NSO defendió que sus programas ayudan a salvar vidas y evitan ataques criminales y, además, consideró que la investigación hace acusaciones infundadas.
NSO rechaza acusaciones
La empresa israelí NSO Group calificó de “endeble” la investigación que implica a su software Pegasus en el espionaje de activistas, políticos y nombres destacados, incluidos del entrono cercano al periodista saudí Jamal Khashoggi.
Preguntada por EFE por los gobiernos a los ha sido vendido este software, un portavoz remitió al comunicado oficial, publicado este domingo, en el que rechaza la información obtenida por Forbidden Stories y Amnistía Internacional (AI), y difundida ayer por el Washington Post.
“Los editores decidieron seguir adelante con esta historia, incluso después de que quedó claro que sus fuentes no identificadas los habían engañado, probablemente intencionalmente”, cargó la empresa contra la información publicada.
“Como NSO ha dicho anteriormente, nuestra tecnología no se asoció de ninguna manera con el atroz asesinato de Jamal Khashoggi. Podemos confirmar que nuestra tecnología no se utilizó para escuchar, monitorear, rastrear o recopilar información sobre él o los miembros de su familia mencionados en su consulta”, indicó en la nota.
RSF pide acción judicial en países democráticos
La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) pidió este lunes que los gobiernos de países democráticos emprendan acciones judiciales por el espionaje a periodistas a través del programa Pegasus desarrollado por una empresa israelí.
“Los países democráticos deben hacerse cargo de este caso especialmente grave, determinar los hechos y sancionar a los responsables”, afirmó Christophe Deloire, secretario general de RSF, en un comunicado.
El CPJ exige detener los abusos
El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) exigió este lunes a Gobiernos y empresas medidas para terminar con los “abusos” con programas espía, tras conocerse el supuesto uso del software israelí Pegasus contra periodistas.
“Este informe muestra cómo los Gobiernos y compañías tienen que actuar ahora para detener el abuso de este programa espía que está usándose evidentemente para minar las libertades civiles, no sólo contra el terrorismo y el crimen”, señaló en un comunicado Robert Mahoney, vicedirector ejecutivo del CPJ.
Mahoney subrayó que nadie debe tener poder sin restricciones para espiar a la prensa y menos aún Gobiernos conocidos por actuar contra periodistas con abusos físicos y represalias legales.