Una pareja argentina varada en la frontera entre Perú y Ecuador amenaza con una huelga de hambre

Un error en el cálculo de los días convirtió el sueño de viajar por Latinoamérica en la pesadilla de perderlo todo. Hace más de una semana, una pareja de argentinos lucha en la frontera entre Perú y Ecuador para que no le confisquen su camioneta, que además es su hogar y el lugar donde trabajan. No tienen un lugar donde ir y planean iniciar una huelga de hambre hasta que las autoridades resuelvan la situación.

Matías Rubén Bontempo, de 29 años, y María Jimena Perello, de 30, salieron de la ciudad de Pergamino el 5 de enero de 2013 a bordo de su Volkswagen Vanagon modelo 1982. "La chata", como la nombra Matías mientras dialoga telefónicamente con LA NACION desde un pueblo de frontera cercano a Tumbes, en el noroeste peruano.

Tras algunos meses en nuestro país y otros de recorrida por Chile, la pareja decidió recorrer Perú. Ingresaron el 27 de noviembre último y en la frontera les comunicaron que debían abandonar el país antes de los 90 días. Tres meses más tarde, el 27 de febrero, se presentaron en la aduana.

Allí comenzó el conflicto. Matías, profesor de educación física, y Jimena, geóloga, no contemplaron los 31 días de diciembre y enero. Cuando llegaron a Tumbes, habían pasado 92 días.

"Nosotros nos hacemos cargo de nuestro error. Pensamos que eran tres meses y por eso nos presentamos el 27", explica Matías con la voz casi quebrada luego de una semana de peleas y trámites estériles. Las autoridades peruanas les informaron que por la falta la camioneta fue confiscada y que nada pueden hacer al respecto. Tienen que vaciar el vehículo y abandonar el país a pie.

"La camioneta es todo lo que tenemos. Ahí viajamos, pero también trabajamos y vivimos. Es nuestra casa, nuestro hogar. No tenemos otro lugar donde ir", se lamenta Matías, que ya se comunicó con la embajada argentina en Perú y también con el consulado. Nadie le supo dar una respuesta ni brindar apoyo.

Huelga de hambre
"No nos vamos a ir de acá ni nos vamos a separar de la camioneta. Si hace falta hacer una huelga de hambre, la haremos. Es una injusticia y una falta de respeto a nuestros derechos. No nos pueden sacar nuestro hogar por una cosa así", dice Matías. En la camioneta llevan, además de sus pertenencias, materiales para sus trabajos y un horno en el que preparan pizzas caseras. Con eso, y con sus ahorros de toda una vida, costean el viaje que iniciaron hace más de un año, y que hasta la semana pasada todavía no tenía fecha de finalización. Jimena, además, está escribiendo un libro con las vivencias de la pareja a través de los pueblos.

"Cuando uno viaja así conoce a la gente de verdad. Muchísima gente nos abrió las puertas de su casa. Este era nuestro sueño y estaba saliendo todo perfecto", se lamenta Matías. Si las autoridades argentinas no intervienen, en las próximas horas ese sueño podría terminar.

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