El papa Francisco hizo subir hoy, miércoles 9 de abril, a un amigo argentino al jeep con el que estaba dando vueltas a la plaza San Pedro, para la audiencia general de los miércoles, en la que participaron más de 80 000 fieles.
Poco antes, se había detenido para besar y bendecir en el Arco de las Campanas la cruz fabricada por el carpintero de Lampedusa Francio Tuccio, con tablas de las embarcaciones que llevan a inmigrantes a esa isla del sur de Italia, visitada meses atrás por el pontífice.
La llegada del Papa a la plaza desencadenó la habitual fiesta de gritos, ovaciones, lanzamiento de regalos y banderitas, con Francisco saludando y acariciando niños.
Pero poco después Francisco vio a alguien entre la multitud: mostró una expresión de complacida sorpresa al reconocerlo, hizo detener el jeep e hizo subir al vehículo a su amigo, procedente de la Argentina.
Ambos se abrazaron. El hombre, de cabellos grises y vestido con una chaqueta azul, se quedó algunos instantes hablando con el Papa, que le estrechó las manos en las suyas.
Luego ambos se saludaron y el hombre bajó del auto, que siguió su recorrido.
No es la primera vez que alguien es invitado a subir al vehículo del Papa en la audiencia: el pasado 8 de enero, cuando Francisco vio al párroco argentino Fabián Báez, lo llamó a su auto para recorrer parte de la plaza.
Desde entonces Báez se convirtió para todos en “el cura del papamóvil” . “Lo que impresiona a todos, creo, es que Bergoglio es un hombre libre. Y muy, muy inteligente.
En Buenos Aires todos estaban impactados por su austeridad, por el hecho de que lo fastidiara toda barrera de protección entre él y el mundo real” , dijo luego el sacerdote al Osservatore Romano.
“Era evidente, en él, el gusto, la ’diversión’ de estar entre la gente, también como arzobispo y cardenal. Sus llamados telefónicos sorpresivos, célebres en la prensa de todo el mundo, no son una novedad para nosotros” , agregó.