Empleados funerarios con trajes protectores se preparan para bajar el ataúd al suelo durante el entierro de una víctima de covid-19 en el cementerio local en la remota aldea aymara de Acora, en Perú. Foto: AFP
El firme avance de la pandemia en América Latina, la región más afectada, pone en duda la flexibilización de medidas en la que avanzan los países a fin de aliviar el grave impacto económico que se registra alrededor del mundo, al tiempo que obliga a algunos, como Perú, a reinstalar restricciones.
En momentos en que América Latina registra más de 5,7 millones de casos y por encima de 225 000 fallecimientos por covid-19, el presidente de Perú, Martín Vizcarra, anunció la reinstauración del toque de queda dominical y la prohibición de las reuniones sociales y familiares.
El país de 32,9 millones de habitantes es, con 652 muertes por millón, el latinoamericano más golpeado en términos proporcionales. Hasta ahora, acumula más de 489.600 casos y unos 21 500 decesos, cifras que lo ubican como el tercero en la región con más contagios y muertos por la pandemia en términos absolutos, detrás de Brasil y México.
“Tenemos que retroceder un paso en las medidas que estábamos liberando. A partir desde este domingo, se vuelve a la inmovilización obligatoria a nivel nacional”, dijo Vizcarra al anunciar las medidas para frenar el repunte de contagios seis semanas después del inicio de un desconfinamiento gradual.
El promedio diario de infecciones más que se duplicó en un mes a 7.025 en la última semana. “El principal foco de contagio son ahora nuestros amigos y familiares”, dijo Vizcarra.
En Brasil, donde se registra la mayoría de los contagios de la región, con casi 3,2 millones, y más de 104.000 muertes, Joao Doria, el gobernador del estado Sao Paulo, anunció este miércoles que contrajo la enfermedad.
“Desgraciadamente di positivo, estoy con coronavirus. Absolutamente asintomático, me siento bien, voy a mi casa y seguiré el protocolo médico” de aislamiento durante los “próximos diez días”, dijo Doria, rival del presidente Jair Bolsonaro, a quien acusa de minimizar la gravedad de la pandemia.
En tanto, Argentina superó el umbral de las 5.000 muertes por covid-19, tras registrar un récord de 241 fallecidos la noche del martes y 84 más en la mañana de este miércoles, informó el ministerio de Salud.
El país suma 5.088 fallecidos desde el 7 de marzo, y 260.898 contagios, sobre una población de 44 millones de habitantes, parte de la cual continúa confinada en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
En Santiago, otra de las ciudades donde rige parcialmente una de las cuarentenas más extensas del mundo tras casi cinco meses de confinamiento, el encierro será levantado el próximo lunes. Las autoridades reportaron una mejora en los índices de contagios.
A partir del lunes, la zona céntrica de la capital se sumará a otras seis que ya salieron de la cuarentena y entraron en la llamada fase de “transición”, previa al desconfinamiento completo.
Economías golpeadas
La pandemia ha contagiado a 20,4 millones de personas en todo el mundo, de las cuales casi 750.000 murieron, según un recuento a partir de cifras oficiales.
Al trágico saldo de vidas se le suman caídas económicas reflejadas por nuevos datos desalentadores.
Este miércoles se publicaron las cifras oficiales del segundo trimestre en Reino Unido, donde se confirmó una recesión histórica, con una caída mayor al 20% del PIB.
Para 2020, el Banco de Inglaterra prevé una caída de 9,5% del PIB de Reino Unido, que ha sufrido 46 000 decesos a causa del virus.
Sin embargo, las autoridades modificaron este miércoles la forma de contabilizar las muertes por covid-19: ahora solo toman en cuenta las registradas hasta 28 días después de confirmar un positivo. Eso redujo el balance en 5.300 fallecidos, a 41.329.
Los efectos de la pandemia son demoledores incluso en países donde el balance de pérdidas humanas es menos severo, como Nueva Zelanda, donde hubo 22 muertos sobre una población de cinco millones.
Este miércoles, la primera ministra Jacinda Ardern analizaba aplazar las elecciones del 19 de septiembre debido a la aparición de ocho nuevos casos por primera vez desde mayo, lo que llevó a las autoridades a decretar un confinamiento de al menos tres días en Auckland, donde viven 1,5 millones de personas.
“Chispas” que producen incendios
El país con mayor número de víctimas es Estados Unidos, con 164 000 decesos y cinco millones de contagios.
En España, donde ya son más de 28.000 los muertos, la epidemia vuelve a acelerar y se está registrando una media superior a 4.900 contagios diarios, mas que la suma de los casos de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia.
En Aragón (noreste) , región española con la tasa de contagios más alta en los últimos siete días -270 casos por cada 100.000 habitantes-, ya se han registrado 242 hospitalizaciones y 32 decesos, según cifras oficiales.
Todo comenzó “en forma de brotes intrafamiliares” en “barrios populosos con una población desfavorecida”, señaló José Ramón Paño, especialista en enfermedades infecciosas en el hospital clínico universitario de Zaragoza.
Esas “chispas iniciales” fueron avivadas con los llamados “eventos de supertransmisión”, como celebraciones familiares y ocio nocturno, y se convirtieron en incendios cuando llegaron luego a los lugares de trabajo y las residencias de ancianos, lo que ya ha puesto al sistema sanitario “bajo presión”, dice el experto.
En este contexto, continúa la carrera por lograr una vacuna fiable. Desde el martes, el mundo ha reaccionado con escepticismo y prudencia al anuncio de Rusia de que ha desarrollado la primera vacuna “eficaz” contra el coronavirus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recordó que la “precalificación” y la homologación de una vacuna exigen un procedimiento “riguroso”. Este miércoles dijo que espera “con impaciencia” analizar los resultados de los ensayos clínicos de la vacuna desarrollada por Rusia.
El secretario estadounidense de Salud, Alex Azar, subrayó la necesidad de suministrar “vacunas seguras y eficaces” y recalcó que esto “no es una carrera” .
Sin embargo, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, se ofreció voluntario para probar la nueva vacuna rusa. “Creo que la vacuna que han producido es realmente buena para la humanidad”, declaró Duterte.