Panamá, 'Dubai de América' con pobreza

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Jaime llega todos los días desde hace 25 años al puesto donde vende revistas, caramelos y muestras de perfume para llevar el sustento a su familia en un barrio pobre de Ciudad de Panamá, la capital de los rascacielos más altos de Latinoamérica.

En muebles desvencijados de madera y tapetes desgastados, Jaime Jiménez, de 54 años, comparte una estancia húmeda con otros buhoneros en un paso elevado que conecta su barrio de Viejo Veranillo con la Universidad de Panamá y un hospital, por donde miles de personas pasan a diario.

"En Panamá hay riqueza, lo que pasa es que está mal compartida. Los más ricos se quieren quedar con todo y no darles nada a los pobres, y los políticos solo piensan en su progreso", asegura Jaime a la AFP.

Con un 'boom' inmobiliario sin precedentes, obras faraónicas como la ampliación del Canal y el primer metro de Centroamérica, paseos marítimos, bancos y casinos, Panamá es llamado por el expresidente Ricardo Martinelli el "Dubái de las Américas", en referencia al fastuoso emirato árabe.

En efecto, Panamá registra uno de los índices de crecimiento económico más altos en América Latina, con 8,4% de crecimiento en 2013 e inversiones de USD 15 000 millones en obras en el último quinquenio, incluida la ampliación del Canal, por donde pasa el 5% del comercio marítimo mundial.

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Martinelli aseguró que hay pleno empleo y que programas sociales permitieron bajar en cinco años la pobreza del 33 al 26% de los 3,8 millones de habitantes.

Pero más de un tercio del trabajo es informal, miles de personas no tienen agua potable ni vivienda digna o no acceden a servicios de salud, educación o transporte.

El crecimiento urbano se ha hecho sin plan alguno, para crear cuellos de botella a lo largo de la Ciudad de Panamá y otras urbes del país.

"La pobreza y la desigualdad social son los signos que aún caracterizan el país", señala el analista político Marcos Gandásegui. Según el sociólogo, el sistema educativo ha dado su último suspiro y el sector Salud lucha contra cinco epidemias a la vez.

También, el flamante gobernante Juan Carlos Varela, electo en las presidenciales del domingo, heredará una deuda interna y externa de USD 17 000 millones.

Otro factor nuevo de preocupación para la sociedad panameña es la delincuencia, que se está viendo reflejada en indicadores como un mayor número de asaltos y de homicidios, que según cifras de las Naciones Unidas llegan a 17,2 por cada 100 000 habitantes y que sitúan este país entre los de tasas más altas de Latinoamérica.

Se benefició a una élite
Frente al puesto de Jaime, otro con películas y discos pirateados atrae a los transeúntes. En uno de ellos se lleva la superproducción 'El Arca de Noé' por USD 2.

"Es algo ilegal pero no perjudica a nadie, prefiero hacer esto a estar robando", dice el vendedor, mientras un olor a sopa llega desde la fonda de enfrente.

"Es verdad que Martinelli ha hecho muchas obras, pero nadie come eso. Si nos quiere ayudar, que baje mejor el costo de la comida y suba el salario", opina Roberto Bowen, un guardia de seguridad del humilde barrio El Chorrillo.

A su espalda se ve la entrada del Canal, el recién inaugurado estadio de Maracaná, un nuevo paseo marítimo y el futuro museo de la biodiversidad diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry.

"Estas obras a mí no me sirven para nada, falta más para que el pueblo esté satisfecho. La gente que a mí me ayuda es esta, porque a la de plata no le interesamos nosotros", dice Luis Valdés, señalando a los autos que aborda gritando "mi amigo", para lavar el parabrisas por un puñado de monedas.

Pese a tener los ingresos de una vía Interoceánica por donde pasa el 5% del comercio marítimo mundial, Panamá es, según Cepal, el sexto país más desigual de América Latina.

"Hay un problema serio de distribución de riqueza y acceso a infraestructuras básicas. Mucha gente está en la dura (situación difícil) como para decir que estamos en el 'Dubái de América'.

El crecimiento económico ha beneficiado a una élite. Los millonarios son más millonarios, pero a costa del sufrimiento de los de abajo", dijo el analista Jaime Porcell.

Tras 12 horas de trabajo, Jaime regresa a su casa de madera pintada de verde, donde vive con su familia de 10 miembros, la mayoría niños. A su barrio, de casas enrejadas donde ondean banderas de partidos políticos, muchos no se atreven a entrar por la delincuencia.

Ayer, el nuevo Presidente de derecha y empresario productor de ron de 50 años, anunció que hará un gobierno de "justicia social" y combatirá la corrupción. Juan Carlos Varela, que ganó con el 39% de votos, recibirá el poder el 1 de julio.

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