IPS y Redacción Siete Días
Ma Xiangqian, un joven de 19 años de la provincia china de Henan, trabajaba 11 horas todos los días de la semana acoplando partes electrónicas para Foxconn Technology, la mayor fabricante de productos de tecnología de la información. Todos afirman que odiaba su trabajo.
En los meses previos a su muerte en enero, Ma trabajó un total de 286 horas, incluyendo 112 extras, unas tres veces más del límite legal permitido. Después de un altercado con un superior, fue enviado a limpiar los baños.
La fábrica y la Policía descartaron que su muerte haya sido por suicidio. Su familia denuncia que fue asesinado, aunque las autoridades no tienen evidencias que apunten a esa hipótesis.
Desde que fue encontrado el cadáver de Ma, otros 12 empleados de Foxconn se quitaron la vida o intentaron hacerlo en dos complejos industriales chinos, lo que despertó serias preocupaciones sobre las condiciones de trabajo, no solo en esas, sino en todas las fábricas que funcionan en China.
Según datos de un editorial institucional de The New York Times, hay fábricas, como la algodonera de Pingdingshan, donde un trabajador apenas gana 65 centavos de dólar por cada hora de trabajo; a los bajos sueldos se suman las condiciones que pueden llegar a los extremos de turnos que duran dos días seguidos.
“Puedo usar la palabra ‘miserable’ para describir las condiciones de trabajo en este país”, dice el activista por los derechos laborales Xiao Qingshan, cuyo sobrino trabajó para Foxconn. “Hay un extraño fenómeno en China, donde las personas que trabajan más duro ganan menos”.
En Foxconn, según Xiao, a los empleados se les paga mal, son obligados a trabajar 12 horas diarias y rutinariamente sufren agresiones verbales de sus jefes. En China no está permitida ningún tipo de asociación independiente de trabajadores.
Xiao, quien realizó entrevistas a empleados de esa fábrica y a familiares de quienes se suicidaron, dice que a los trabajadores se les obligó pagar una “cuota de ingreso” de más de 3 000 dólares antes de ser contratados.
Por su parte, Foxconn dice que las muertes no se debieron a problemas con los salarios sino más bien a asuntos personales exacerbados por motivos financieros. La empresa también señala que algunos de los trabajadores pudieron haber tomado la decisión de suicidarse por las “generosas” compensaciones que reciben las familias de los trabajadores que se quitan la vida.
Foxconn tiene contratos con Apple, Sony, Motorola y otras grandes marcas mundiales. Entre ellas Hewlett-Packard y Dell Inc., las mayores fabricantes de computadoras en EE.UU., que ya anunciaron que habían comenzado a examinar las condiciones laborales en Foxconn.
En respuesta a la ola de suicidios, la fábrica anunció que elevaría los salarios 20 por ciento y comenzaría a ofrecer consejería a sus empleados. También creó una red de prevención de suicidios en su complejo industrial.
Otra compañía que enfrenta el descontento de sus empleados es Honda Lock, la cual debe decidir si accede o no a la demanda de un alza en un 70 por ciento del salario mensual actual (USD 132).