El presidente estadounidense Barack Obama llegó ayer a Afganistán en una visita sorpresa, para reunirse con su homólogo Hamid Karzai y tratar, entre otros, el tema de la corrupción de las autoridades locales.
La visita de Obama tiene lugar en plena campaña de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN para doblegar a los talibanes y así dejar al país en condiciones para que el gobierno de Kabul pueda avanzar sin trabas y mantener el orden por sus propios medios.
El viaje de Obama se desarrolló bajo un estricto secreto por razones de seguridad. Salió la noche del sábado de Camp David, su residencia de campo, en el avión presidencial Air Force One para un vuelo, sin escalas, que aterrizó en la base aérea de Bagram, norte de Kabul, según testimonió un fotógrafo de la AFP que participó en el viaje.
El Presidente fue recibido en la base por el jefe de las tropas estadounidenses, el general Stanley McChrystal, y por el embajador en Afganistán, Karl Eikenberry.
Desde Bagram, Obama se trasladó en helicóptero hasta el Palacio Presidencial en Kabul, donde mantuvo una primera reunión con Karzai. Poco después, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, anunció que Karzai viajará a Washington el 12 de mayo.
“El pueblo estadounidense está entusiasmado por el progreso que han realizado”, dijo Obama, frente a periodistas, tras la reunión con Karzai.
Sin embargo, Obama presionó al Presidente afgano para “ seguir progresando” en el frente civil. El Mandatario dijo que viajó a Afganistán para agradecer a las tropas de su país por su “ increíble esfuerzo” y su “tremendo sacrificio” tan lejos de sus casas.
Obama anunció en diciembre el envío de 30 000 soldados más a Afganistán con el objetivo de poner fin a esta impopular guerra y poder concretar el retiro de las tropas estadounidenses a partir de julio del 2011. EE.UU. y la OTAN tienen más de 121 000 efectivos en Afganistán, cifra que se elevará a 150 000 en agosto, para contrarrestar la ofensiva de los talibanes.