El presidente de EE.UU., Barak Obama, dijo ayer que quisiera saber “a quién debe patear el trasero” por el derrame de crudo en el golfo de México, al rechazar críticas de que su gobierno no hacía lo suficiente para frenarlo.
“Voy a ser claro en esto porque veo que es una idea que se ha metido en la cabeza de la gente y los medios de comunicación la promueven”, indicó Obama en la cadena de TV NBC, al responder a las críticas que podrían ensombrecer la popularidad de su gobierno. “Estuve allí el mes pasado, antes que la mayoría de estos críticos siquiera prestaran atención a lo que ocurría en el golfo”.
Obama destacó que había pasado un tiempo hablando con los pescadores y los expertos encargados de la limpieza de la gigantesca mancha de petróleo en la costa del sudeste para saber “qué traseros debo patear”.
Si bien Obama ha visitado tres veces la zona afectada por el derrame desatado dos días después de la explosión a fines de abril de la plataforma petrolera Deepwater Horizon, muchos críticos alegan que el mandatario no ha sido lo suficientemente duro con la empresa British Petroleum (BP), responsable de la catástrofe.
El mandatario señaló asimismo que de haber estado en sus manos, hubiera despedido al titular de BP, Tony Hayward, por sus comentarios minimizando el impacto de la catástrofe y describiendo al principio la fuga como “muy, muy modesta”.
BP enfrenta una investigación criminal y juicios tras la explosión el 20 de abril de una plataforma petrolera que mató a 11 trabajadores y provocó el derrame.
La fuga ya ha afectado a 193 kilómetros de costas. Después de contaminar los pantanos que sirven como refugio a la vida salvaje en Luisiana y las islas frente a las costas de Misisipi y Alabama, la marea negra se dirige a las blancas playas de Florida, donde la industria del turismo de USD 60 000 millones genera casi un millón de empleos.
Ayer, científicos de EE.UU. advirtieron que grandes franjas de petróleo se mantienen suspendidas sin integrarse a la marea negra y circulan en las profundidades del golfo. Es una situación que puede ser devastadora para el ecosistema submarino de la región. El hecho de mantenerse oculto bajo el mar no hace que sea menos nocivo, sino todo lo contrario, ya que hace casi imposible su limpieza y combatir sus efectos.