¿Es novedoso crear un periódico cuyos accionistas sean el común de las personas? ¿Es normal que la dirección de un medio de comunicación se ejecute bajo la responsabilidad de la gente? En otros tiempos, esas interrogantes no tenían una respuesta, pero en la actualidad el nuevo Diario Uno de Chile las convirtió en realidad.
Así lo demostró Marcel Claude, director del nuevo rotativo, el cual salió a la venta el domingo pasado con gran expectativa en su país.
A su juicio, la independencia financiera del nuevo periódico radica en la aplicación de un nuevo modelo de negocios participativo, a modo de cooperativa. Esto implica que cualquier persona puede ser accionista y designar en asamblea a su Directorio.
Los socios hasta ahora suman cerca de 1 500 y el valor mínimo de la acción, “intransferible”, para evitar la concentración, es de 10 000 pesos (alrededor de USD 20). También esperan recibir aportes solidarios de organizaciones sindicales, estudiantiles y comunitarias.
La idea es construir un consejo editorial con representantes de organizaciones ciudadanas, profesores y trabajadores de distintos sectores sociales. Los chilenos que deseen formar parte del proyecto deben pagar por una sola vez 10 mil pesos (USD 18). Ese monto equivale a una acción que es intransferible, es decir, que no es vendible ni comprable.
Por ahora tienen financiados cuatro números y si logran unos 30 000 lectores, el periódico tiene asegurada su sobrevivencia, afirma Claude, lo cual trae a la memoria muchos medios de comunicación desaparecidos desde el retorno a la democracia en 1990. Estos son las revistas Apsi y Análisis y los diarios La Época, El Metropolitano y Siete.
El nuevo periódico, que comenzará siendo un semanario publicado los domingos, tendrá un tiraje de 20 000 ejemplares y su costo será de 600 pesos (un poco más de USD 1). “Vamos a tener publicidad, pero no dependeremos de este rubro. Queremos sustentarnos en un compromiso ciudadano”, dice Claude, tras indicar que la elección en enero de este año del derechista empresario Sebastián Piñera como presidente de Chile reactivó el lanzamiento del semanario.
El nuevo Mandatario chileno, quien asumió su cargo el 11 de este mes, puso fin a 20 años de hegemonía de la centroizquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, criticada constantemente por no tener una política de fomento de medios de comunicación para frenar la alta concentración y el poco pluralismo que, según Claude, hay en Chile.
El propio Piñera es dueño de la estación televisiva Chilevisión y ante los constantes cuestionamientos que ha recibido por esta razón, aseguró que una fundación sin fines de lucro se hará cargo de su administración.
“Vamos a fiscalizar al Gobierno, a los partidos políticos y a las instituciones del Estado. No somos un diario de oposición ni tampoco de izquierda. Queremos que aquellos problemas que afectan a la sociedad sean debatidos públicamente”, plantea Claude.
Diario Uno viene a acompañar a solitarios proyectos alternativos como el diario El Ciudadano, nacido en 2005, la revista mensual El Periodista y el más contestatario y satírico quincenario The Clinic. Un referente internacional, según Claude, es el “progresista” diario argentino Página 12.
El nombre del nuevo medio tiene tres explicaciones. En Chile, los diarios suelen “numerarse”, como La Segunda, La Tercera y La Cuarta. Su logo, D1, apela a que las personas sientan que el nuevo periódico es “De cada uno”.
Para la coordinadora del Programa de Libertad de Expresión del Instituto de la Comunicación e Imagen de la estatal Universidad de Chile, Claudia Lagos: “es relevante la apuesta por colectivizar la propiedad del medio, para abrir el debate público”.
La primera edición ya fue publicada. Hoy circula la segunda. El reto de Claude y sus socios es mantenerlo firme para que se mantenga como uno de los referentes de la prensa chilena. ¿Algo imposible, si cuentan con financiamiento apenas para cuatro números? Solo el tiempo dirá…