Entrevista a Alejo Vargas Velásquez, catedrático y politólogo colombiano.
¿La muerte del ‘Mono Jojoy’ debe interpretarse como el principio del fin de la guerrilla de las FARC?
No. Yo creo que son equivocadas esas apreciaciones. Este es un golpe muy fuerte, quizá el más importante para las FARC en toda su historia. Porque a diferencia de Raúl Reyes, que era un relacionista político internacional de esa guerrilla, el ‘Mono Jojoy’ era el estratega militar. Pero este golpe no significa que ya esto sea el fin de las FARC. Con estos triunfalismos hay que tener mucho cuidado. Muestra el avance de la Fuerza Pública, pero no es el principio del fin de la guerrilla.
¿Qué consecuencias tiene la muerte del líder rebelde para el Gobierno de Colombia?
Para el gobierno del presidente Juan Manuel Santos es un gran triunfo porque muestra que a seis semanas de empezado este nuevo Ejecutivo ya ha dado dos golpes fuertes a las FARC. Y así acaba con una tendencia de opinión que había empezado a formarse después de unos ataques de ese grupo y del ELN (Ejército de Liberación Nacional) a la Fuerza Pública.
Esa tendencia decía que se había abandonado la política de confrontación. Por el contrario, se muestra que esa política se mantiene. Además, da la casualidad que el presidente Santos está en Naciones Unidas y eso le da un mayor impacto internacional.
¿Y para las FARC?
A las FARC las golpea muy fuertemente, sobre todo al Bloque Oriental y al Bloque Sur, en los cuales tuvo mucha influencia el ‘Mono Jojoy’. Este, además, era un símbolo para los grupos de base de la guerrilla.De alguna manera, él era visto como una especie de símbolo a imitar. Era un hombre con gran influencia y, por lo tanto, este golpe probablemente va a tener un impacto en términos de la moral de esa base guerrillera. No sería extraño si esto pueda derivar en el incremento de las deserciones o en actitudes de pérdida de la moral combativa.
¿La desaparición de ‘Jorge Briceño’ empuja a las FARC a acudir a la mesa de negociaciones con el Gobierno colombiano?
Es un paso en esa dirección. Pero también hay que cuidarse de la expectativa de que eso va a ser la próxima semana porque las FARC no van a tomar una decisión a corto plazo.
Esto no hay que verse como una relacón de causa-efecto. Pero no hay duda que es elemento que les muestra a las FARC que el camino de la victoria militar no está en los cálculos y que la única opción que le queda es una salida política, negociada en los términos que ha planteado el presidente Santos. Es decir, ya no debe reeditarse lo del Caguán. Eso es inaceptable para el Gobierno y la sociedad de Colombia.
Eso sobre la base de una negociación que lleve definitivamente a terminar la guerra y a la disolución de las FARC como grupo armado.
¿En el mediano o largo plazo, ve a Alfonso Cano, líder político de las FARC, como partícipe de esa mesa de diálogos?
Foto: Archivo / EL COMERCIO
Abrigo la esperanza de que Alfonso Cano pueda entender el momento político y que, a mediano plazo, logre jalonar una propuesta política realista al interior de su organización. Hoy es el Estado colombiano el que pone las condiciones y bajo esas reglas se debe hacer un futuro proceso de paz.
¿Cree que el gobierno del presidente Santos está ante la disyuntiva de ir a la guerra total con la guerrilla o de ir a un proceso de diálogos?
No. El gobierno del presidente Santos ha sido claro en que la ventana del diálogo está abierta. Pero un diálogo realista, bajo las condiciones que se han planteado y que, creo, comparte la amplia mayoría de la sociedad colombiana. Y que son la liberación incondicional de los secuestrados y el cese de hostilidades por parte de esta guerrilla.
¿Cuál cree ha sido la clave para el éxito de las operaciones militares recientes contra la guerrilla?
Hay una combinación exitosa de la inteligencia -técnica y humana-, el bombardeo de precisión y la operación conjunta de todas las fuerzas militares. Esa ha sido la fórmula letal para golpear a las FARC.
También ha demostrado que el Ejército colombiano ha penetrado las zonas históricas del grupo. Este golpe (de ayer) se da en la región de La Macarena y es sintomático de la pérdida de influencia y de territorio de esta guerrilla.
¿Si opta por seguir con la vía armada, ¿las FARC persistirán en sus esfuerzos de sellar una alianza con el ELN?
Ellos han realizado acciones conjuntas y están tratando de superar sus diferencias. Pero así se junten, no tienen ninguna posibilidad. El balance estratégico a favor del Estado es absoluto y no hay ninguna duda de que la Fuerza Pública, con una gran moral y una gran capacidad de combate, va a seguir dando golpes a la guerrilla.
¿Las posturas de los países vecinos, en concreto el Ecuador, han facilitado las acciones militares contra las guerrillas?
Yo creo que en la medida de que hay un buen ambiente y una mayor presencia en las fronteras, ayuda a que cada vez sea más difícil para estos grupos salir del suelo colombiano para irse a territorios vecinos. En esa medida, la ofensiva de la Fuerza Pública colombiana cada vez será más contundente y estos grupos no van a tener otra opción que ir a un proceso de negociación.
¿Usted habla del estado de desmoralización de la guerrilla?
Sí me parece claro que un golpe como este, de esa contundencia, evidentemente va a causar un impacto en las bases de esta guerrilla.