Nicaragüenses reafirman la continuidad de su lucha por la libertad y la paz

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social. Foto: EFE.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social. Foto: EFE.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social. Foto: EFE.

Los nicaragüenses han demostrado hoy (22 de julio del 2018), una vez más, que no están dispuestos a rendirse, pese al aumento de la represión y las amenazas por parte del Gobierno, y tienen más claro que nunca que la lucha por una Nicaragua pacífica y libre debe continuar en la calle.

Así lo demostraron con las tres marchas celebradas el fin de semana.
Luz Marina, una anciana a punto de cumplir los 80 años y que se desplaza en silla de ruedas, aseguró a Efe que los ciudadanos van a seguir peleando por lo que les corresponde, "a pesar del miedo, porque el miedo no se puede negar, está ahí, pero nuestras ganas de tener el país que nos merecemos también están ahí".

"Que se vea menos gente en las marchas no quiere decir que nos vayamos a callar", señaló durante la manifestación celebrada este domingo en la capital nicaragüense.

La mujer, cuya silla fue empujada por sus familiares durante todo el recorrido, lució orgullosa, sobre sus piernas, la bandera de Nicaragua, "la de todos, al azul y blanco, esta sí es la de verdad, no la que muestran ellos, que solo representa a su partido".

La anciana se refería de este modo a la enseña del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el rojo y negro que el Gobierno presidido por Daniel Ortega luce como si de un símbolo de país se tratara.

Luz Marina no acepta esa "imposición", porque la bandera nicaragüense es azul y blanco, "siempre lo ha sido y así seguirá siendo y esta es con la que vamos a ganar esta lucha".

Su avanzada edad y su dificultad para moverse no le impiden a esta madre y abuela mantenerse puntualmente informada de todo lo que ocurre en su país ni salir a manifestarse y asistir a todas las marchas antigubernamentales, ya que, tal y como ella manifestó, fue "a todas las que se organizaron, toditas".

"Hay que salir, hay que estar aquí, porque lo que está haciendo Daniel Ortega no es bueno, está destruyendo la capital y toda Nicaragua. Han muerto niños, jóvenes, madres, padres, de todo. Y toda la gente que se está yendo fuera del país. Qué va a pasar con esto", señaló Luz Marina.

Lamentó que "la economía se hunde, vamos a quedar en la calle, nos vamos a comer unos a otros si Ortega sigue en el poder y si el país sigue por esta ruta que llevamos desde hace varios años".

Los manifestantes consultados por Efe, de igual modo que la anciana, coincidieron en que el pueblo sigue firme frente al Gobierno y la lucha no cesará hasta ver los resultados deseados: que Ortega deje de ser el presidente de Nicaragua y un país libre y justo.

Si bien la marcha de este domingo fue menos numerosa que otras anteriores, los asistentes llenaron el hueco con consignas más agresivas, con sonido de bocinas de alto volumen y con cánticos que no cesaron ni un momento.
"Ortega genocida, queremos tu salida". Los nicaragüenses han elevado el tono de sus frases preparadas y exigen con fuerza la salida del presidente del poder.

Desde que comenzaron las protestas contra la gestión de Ortega y su Ejecutivo, han perdido la vida a manos de las "fuerzas combinadas" gubernamentales, integradas por policías, parapolicías, paramilitares ya antimotines, entre 277 y 351 personas, según datos brindados por diferentes organizaciones de derechos humanos.

Nicaragua está sumergida en la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas de la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.

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