El náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga, quien dice haber sobrevivido 13 meses en el océano Pacífico, reveló que varios barcos ignoraron sus pedidos de auxilio, según relató a autoridades de Salud que evaluaron ayer su estado físico y psicológico.
“No encontró quienes lo auxiliaran en barcos que pasaron. Nos contó cómo pasaron varios barcos, incluso cerca de él, pido auxilio y no se lo quisieron conceder”, afirmó la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, tras ver al náufrago en el hospital público donde fue recluido la noche del martes tras su repatriación.
Tras llegar la noche del martes desde islas Marshall, donde fue rescatado el 30 de enero, Alvarenga es atendido en el hospital público San Rafael, en Santa Tecla, 12 km al oeste de San Salvador, donde es acompañado por sus padres y su hija de 14 años. En rueda de prensa, la ministra explicó que Alvarenga les contó que hubo incluso un barco que “casi destruye el botecito porque le pasaron al lado”.
“Nos dice que había perdido prácticamente la esperanza de volver al mundo porque incluso no tuvo solidaridad (…). Él pedía auxilio y llamaba, pero nadie lo auxilió”, a pesar de que incluso “lo saludaron”, lamentó Rodríguez.
Luego de chequeos que se le practicaron, la Ministra señaló que la condición física del náufrago, de 37 años, es envidiable.
No obstante, agregó que “se cansa inmediatamente, pierde un poquito el control, no está todavía adaptado a la comunicación con el mundo. Llora con facilidad“, agregó Rodríguez, quien estimó que estar acompañado con su familia le permitirá “adaptarse a la conversación”. Recibido como un héroe nacional, Alvarenga compareció la noche del martes ante las cámaras de prensa en el aeropuerto, en silla de ruedas, sin poder hablar por la emoción, pese a que tomó el micrófono con la intención de dar una breve declaración.
En el hospital, al filo de la medianoche, se reencontró con sus padres María Julia Alvarenga y Ricardo Orellana, y su hija Fátima, según imágenes colgadas por el director del hospital en Twitter, y difundidas por diarios locales. Vestido con una bata celeste, Alvarenga, quien no veía a sus familiares desde hacía unos ocho años, se fundió en abrazos con ellos, acostado en su cama de convaleciente.
Ayer, José Salvador caminó y se bañó, pero lloró y “no quiere ver a los medios“, dijo el médico Manuel Bello. Comentó además que cumplió un deseo que tenía: comer “tortilla con queso”, hecha a base de maíz, típica de México y Centroamérica. Alvarenga apareció el 30 de enero en las islas Marshall, a una distancia de 12 500 kilómetros del sitio donde su barca se averió. Desde entonces ha acaparado la atención mundial.
Para la especialista de la Universidad Centroamericana, Jannette Aguilar, José es un “signo de esperanza, un ejemplo de lucha por la sobrevivencia en un mundo pesimista”.
_En contexto Según su relato, Alvarenga salió en diciembre de 2012 a pescar tiburones en la costa mexicana del Pacífico. Su barca se averió y quedó a la deriva con un compañero de pesca, de 24 años, que según él murió por negarse a comer pescado crudo y beber sangre de tortuga.