¿Dónde está hoy el Muro de Berlín?

Una sección del muro de Berlín se encuentra en exhibición del jardín de la sede de la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH), en Estrasburgo, al este de Francia. Foto: Patrick Hertzog / AFP

Una sección del muro de Berlín se encuentra en exhibición del jardín de la sede de la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH), en Estrasburgo, al este de Francia. Foto: Patrick Hertzog / AFP

Una sección del muro de Berlín se encuentra en exhibición del jardín de la sede de la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH), en Estrasburgo, al este de Francia. Foto: Patrick Hertzog / AFP

El Muro de Berlín fue uno de los símbolos más poderosos del siglo XX, pero también un objeto muy concreto formado por toneladas de hormigón. ¿A dónde fue a parar después de su caída hace ahora 25 años? La respuesta ofrece sorpresas y alguna polémica.

"Cuando se abrió el Muro, se planteó inmediatamente la pregunta de qué hacer con él", cuenta a la agencia dpa Anna Kaminsky, directora de la Fundación para la reflexión sobre la dictadura en la Alemania comunista (RDA) y autora del libro "El Muro de Berlín en el mundo".

Según la experta, el gobierno de la RDA recibió las primeras solicitudes para comprar trozos de Muro ya al día siguiente de su caída el 9 de noviembre de 1989. En una ironía histórica, la mayoría provenía de Estados Unidos. "Se discutió si era lícito hacer negocio con algo que había costado vidas. Pero finalmente la RDA aceptó vender trozos de Muro y aliviar así sus finanzas. Para reducir la polémica, los ingresos se usaron en fines sociales, como el sistema de salud", cuenta Kaminsky.

Algunos fragmentos pintados se subastaron pronto por sumas cercanas a los 150 000 euros (USD 185 000 dólares), un alivio inesperado para las maltrechas arcas de la RDA. Otros trozos de simple hormigón gris -la mayor parte del Muro- se reciclaron en construcción de calles o se vendieron molidos a otros países como material de obra.

Si bien la comercialización del Muro generó polémica, la decisión de borrarlo del paisaje urbano contó con un amplio consenso entre la población y los políticos. "Después de 28 años de división, todo el mundo quería volver rápido a la normalidad", explica Kaminsky.

La ecuación era perfecta: Berlín quería desprenderse del Muro y el resto del mundo estaba dispuesto a pagar por un trozo. En cuestión de meses, de la gigante pared de 155 kilómetros de largo sólo quedaban pocos metros en fragmentos aislados, los únicos que aún pueden verse en Berlín.

Entre ellos la famosa "East Side Gallery" o el que bordea el sitio de recuerdo del Muro en la emblemática Bernauer Strasse. Kaminsky siguió el rastro de las placas de Muro vendidas a interesados de todo el planeta o regaladas por el Senado de Berlín a ciudades amigas.

Su conclusión: en 146 lugares de más de 70 países hay 241 trozos del Muro de Berlín, en su mayoría expuestos como símbolo de la inhumanidad del régimen comunista o como homenaje a la lucha por la libertad y la democracia.

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