La familia de Gabriel Cruz realizó el funeral del niño, de 8 años, la tarde del lunes 12 de marzo del 2018. Foto: EFE
Ana Julia Quezada confesó el martes, 13 de marzo del 2018, a las fuerzas de seguridad españolas que ella mató a Gabriel Cruz, de ocho años, que había desaparecido el 27 de febrero del 2018 en una localidad del sureste de ese país.
Quezada, de 44 años y que fue detenida el 11 de marzo como presunta autora de la muerte, declaró durante casi dos horas en la Comandancia de la Guardia Civil de la ciudad de Almería.
Al término de la declaración, su abogada Beatriz Gámez, aseguró que su defendida está “colaborando” con los agentes de la investigación.
La autopsia realizada al cadáver del niño desveló que murió estrangulado el mismo día de la desaparición, según fuentes de la investigación.
La Justicia española decidió que el cadáver de Gabriel no puede ser incinerado. Su familia tiene previsto realizar el sepelio del niño, desaparecido el pasado 27 de febrero del 2018, en una ceremonia en la que han pedido intimidad a los medios. Foto: EFE
El cuerpo fue encontrado el domingo por la Guardia Civil en el maletero de un automóvil que conducía la mujer.
Quezada era pareja del padre del niño en el momento de los hechos y colaboraba estrechamente con el resto de la familia para su localización.
El pequeño desapareció tras salir de casa de su abuela para dirigirse a la de unos familiares, situada a escasos metros, en la comarca de Las Hortichuelas, en Níjar (Almería, sur de España).
La detenida era objetivo de la investigación policial desde que el pasado sábado 3 de marzo avisó a los agentes de haber descubierto, supuestamente, una camiseta blanca que contenía restos del ADN de Gabriel, en una zona que ya había sido previamente rastreada.
Quezada llegó en 1995 a Burgos procedente de su país natal, la República Dominicana, y se instaló junto a su hija mayor, nacida también en ese país caribeño.
Posteriormente se casó con un español y tuvo otra hija. La mayor de las niñas falleció en 1996 al caer desde una ventana de la vivienda en Burgos (Castilla y León, norte) a un patio interior, un caso que se cerró como una muerte accidental.
La Policía española está realizando gestiones con el Juzgado que investigó esta muerte para decidir si reabre este caso, según fuentes de la investigación.