Duelo en Beirut tras explosiones que dejaron más de 100 muertos y cerca de 300 000 personas sin casa

Dos explosivas masivas azotaron el puerto de Beirut, en Líbano, el martes 4 de agosto del 2020. Foto: AFP

Dos explosivas masivas azotaron el puerto de Beirut, en Líbano, el martes 4 de agosto del 2020. Foto: AFP

Dos explosivas masivas azotaron el puerto de Beirut, en Líbano, el martes 4 de agosto del 2020. Foto: AFP

Más de 100 personas murieron, más de 4 000 resultaron heridas y cientos de miles se quedaron si techo tras las dos enormes explosiones ocurridas en Beirut que devastaron barrios enteros de la ciudad, mientras los socorristas continuaban buscando este miércoles 5 de agosto del 2020 más víctimas en medio de las ruinas humeantes.

Según un último balance provisional de la Cruz Roja, más de 100 personas han perdido la vida y más de 4 000 han resultado heridas.

El gobernador de Beirut, Marwan Aboud, indicó que hasta 300.000 personas se quedaron sin domicilio debido a los enormes daños, que estimó en más de USD 3 000 millones y que, según él, afectaron a más de la mitad de la capital de unos dos millones de habitantes.

Según las autoridades, unas 2 750 toneladas de nitrato de amonio, almacenado “sin medidas de seguridad” en el puerto de Beirut, son el origen de la potente explosión, las peores ocurridas en la capital libanesa.

“La situación es apocalíptica, Beirut jamás ha vivido esto en su historia”, consideró el gobernador.

“Parecía un tsunami, o Hiroshima (...). Fue un verdadero infierno, algo me golpeó en la cabeza, y todos los objetos comenzaron a volar a mi alrededor”, contó a la AFP Elie Zakaria, un habitante del barrio de Mar Mikhail, famoso por sus bares nocturnos y que se encuentra frente al puerto.

“Es una masacre. Salí al balcón, vi gente gritando, ensangrentada, todo estaba destruido”, añadió.

Las explosiones en Beirut se sintieron hasta Chipre, a más de 200 kilómetros. Foto: AFP.

Se sintió hasta en Chipre

La potencia de estas explosiones, que se consideran accidentales, fue tal que los sensores del Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) lo registraron como un sismo de magnitud 3,3. Y su onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 kilómetros de distancia.

El panorama el miércoles 5 de agosto del 2020 seguía siendo desolador: los contenedores parecen latas de conserva retorcidas, los coches están calcinados, el suelo, alfombrado de maletas y papeles que salieron disparados de las oficinas cercanas.

Socorristas, con la ayuda de agentes de seguridad, buscaron durante toda la noche a supervivientes o cadáveres atrapados bajo los escombros. Las operaciones continúan.

La explosión hizo saltar por los aires las ventanas de las casas en la mayoría de los barrios de Beirut y de su periferia, y las calles de la ciudad permanecen llenas de

Los hospitales de la capital, confrontados a la pandemia del nuevo coronavirus, están saturados. Los residentes, heridos, tuvieron que recorrer centros sanitarios toda la noche para pedir ser ingresados.


Es inaceptable 

El primer ministro, Hasan Diab, cuyo gobierno es criticado por una parte de la población y está debilitado tras la dimisión el lunes del ministro de Relaciones Exteriores, decretó para este miércoles un día de duelo nacional y prometió que los responsables “rendirán cuentas”.

“Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2 750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas de precaución. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio”, declaró el primer ministro ante el Consejo Superior de Defensa, según un portavoz.

El nitrato de amonio es una sal blanca e inodora que se utiliza como base para muchos fertilizantes nitrogenados en forma de gránulos, aminonitratos, altamente solubles en agua. Pero también se usa para fabricar explosivos y ha causado varios accidentes industriales.

Una fuente de los servicios de seguridad indicó a la AFP que el nitrato de amonio había sido incautado en un barco averiado hace seis años y colocado en el almacén número 12 del puerto, “sin ningún seguimiento”.

Varios cascos azules a bordo de un barco atracado en el puerto resultaron heridos graves, según la misión de la ONU en el Líbano.

En las redes sociales, los libaneses expresan de nuevo su enfado contra la clase dirigente, a la que acusan de corrupción, estimando que la explosión era un resultado de su mala gestión y de su negligencia.

Reunido el martes por la noche, el Consejo Superior de Defensa proclamó Beirut “ciudad siniestrada” y pidió ayuda.

Asistencia internacional 

Muchos países propusieron ayuda al Líbano, sobre todo Francia, que envía el miércoles varias toneladas de material sanitario.

El presidente Emmanuel Macron viajará a Líbano el jueves para “ reunirse con todos los actores políticos”, anunció la presidencia francesa a la AFP .

Estados Unidos también ofreció ayuda, al igual que Alemania, que cuenta con miembros del personal de su embajada en Beirut entre los heridos.

Países del Golfo, algunos de los cuales mantienen estrechas relaciones diplomáticas y económicas con Líbano, también ofrecieron su ayuda de inmediato.

Irán, muy influyente en el país a través del movimiento chiita Hezbolá, ofreció una “ayuda médica”, indicó en un comunicado su presidente Hasan Rohani.

E incluso Israel ofreció “ayuda humanitaria y médica” a su vecino libanés, con el que se halla todavía técnicamente en guerra.

Esta tragedia se produce en un momento en el que el país atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciación monetaria inédita, hiperinflación, despidos masivos y drásticas restricciones bancarias.

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