Obras de arte, autos de súper lujo o departamentos con vistas apabullantes. A la lista de excentricidades favoritas de los millonarios del mundo se pueden sumar ahora también las mascotas.
Porque un magnate inmobiliario chino acaba de pagar 12 millones de yuanes (USD 1,9 millones) por un mastín tibetano, lo que lo transforma en el perros más caros del mundo vendido hasta la fecha. Según la prensa china, el ejemplar tiene un año de edad, pesa 90 kilos y fue adquirido en una feria canina en la provincia de Zhejiang.
Su criador comentó que antes ya había vendido otro ejemplar en seis millones de yuanes. “Tienen sangre de león y son la flor y nata de los machos reproductores en la familia de los mastines”, explicó el criador del perro, Zhang Gengyun, al periódico de Qianjiang.
El récord anterior, eso sí, data de 2011, cuando un magnate del carbón compró un perro similar por 10 millones de yuanes, al que llamó “Big Splash”.
Símbolo de estatus
Los mastines tibetanos, también conocidos como dogos del Tíbet, se comparan con frecuencia a los leones por su impresionante melena de colores rojizos y son la última moda entre los millonarios chinos, convertidos en símbolo de estatus social.
Se trata de una raza muy difícil de reproducir -algunos incluso la comparan con los osos panda-, por lo que su precio se ha disparado en los últimos años, en muchos casos superando el millón de dólares.
Estos perros han sido admirados desde la antigüedad en Asia, e incluso fueron mencionados por Aristóteles y posteriormente por Marco Polo, quien viajó al continente en 1271.
Según los expertos, esta raza, que en algunos casos puede ser agresiva, se adapta a las condiciones climáticas extremas y a la altitud, y tradicionalmente ha sido muy apreciada por los pastores nómadas de Asia Central, aunque es prácticamente imposible ver a uno de estos perros realizando esas labores hoy en día. Sus propietarios también los consideran como buenos perros guardianes y muy fieles.
En el plano más místico, los mastines tibetanos tienen la potestad de bendecir la salud y la seguridad de sus dueños, razón por la cual en el Tíbet se consideran como los “animales sagrados”.
Se trata de una raza muy difícil de reproducir, por lo que su precio ha superado varias veces el millón de dólares.