Es, por ahora, el rostro más visible del escándalo de escuchas ilegales por agentes del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), que sacude a Colombia y que embarra a la doble administración del ex presidente Álvaro Uribe (2002-2010).
María del Pilar Hurtado, directora de la agencia estatal de espionaje de Colombia entre el 23 de agosto del 2007 y el 23 de octubre del 2008, se colocó aún más bajo los reflectores de la opinión pública luego de solicitar asilo territorial en Panamá. Un paso que atizó una avalancha de críticas dentro y fuera de Colombia.
La salida del país aquí se interpreta como una suerte de fuga, para eludir las pesquisas. “Quien nada debe nada teme”, señala al respecto el congresista Telésforo Pedraza. El representante y ex militante del uribismo condena la marcha de la ex funcionaria señalada por el seguimiento, entre otros, de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, dirigentes de la oposición y periodistas.
Para Daniel Coronell, en cambio, la abogada especializada en Negociación y Relaciones Internacionales en la Universidad de los Andes es una víctima más del bullado escándalo que se destapó cuando dirigía el organismo y que la obligó a dimitir.
El director del programa televisivo Noticias Uno del Canal Uno y columnista de la revista Semana sostiene: “No es el cerebro de la operación, que estaba en marcha antes de que ella llegara al DAS. Es una persona a la que las circunstancias terminaron rebasándola. Terminó traspasando la línea de la legalidad”.
El periodista, uno de los ‘blancos’ de los seguimientos irregulares también llamados ‘chuzadas’, ha seguido de cerca el caso. Y se reunió con la ex Jefa del DAS, pocos días antes de que esta se marchara a Ciudad de Panamá en busca de refugio.
“Ella sentía que era el eslabón más débil de una cadena: sus subalternos ya habían confesado, y sus superiores no lo iban a hacer”, complementa Coronell su descripción de Hurtado, un personaje con perfil bajo por la naturaleza de sus funciones.
Y la abogada a la que Uribe ha reiterado en calificar como una funcionaria con una hoja de vida impecable en el DAS espera ahora la formulación de cargos de la Fiscalía colombiana, que pudiera en última instancia allanar el camino para su extradición a Colombia.
Hurtado, quien llegó al círculo de Álvaro Uribe con la ayuda de Alicia Arango,la mano derecha del ex Mandatario, en concreto, es indagada para determinar si ordenó que se llevaran a cabo las interceptaciones telefónicas.
La letrada, que escapó con vida del bombazo que el 7 de febrero del 2003 destruyó el Club El Nogal de Bogotá y que mató a 36 personas, ya ha recibido una dura sanción del procurador general de Colombia, Alejandro Ordóñez (ver más en puntuales).
Este ratificó la destitución e inhabilitación para acceder a puestos públicos que pesa sobre la ex funcionaria. Así se pone término a una carrera de 18 años en cargos directivos de entidades públicas y que en especial incluye un paso por el sector de la defensa y seguridad, pues se desempeñó como secretaria general del Ministerio de Defensa, entre noviembre del 2003 y septiembre del 2004. La función implicaba la firma de contratos multimillonarios con muchos intereses en juego.
De las denuncias que se han hecho en el caso de las ‘chuzadas’ y que apuntan directamente a la gestión de Hurtado, la de mayor peso es la planteada por el fiscal delegado ante la Corte Suprema, Misael Rodríguez.
En un escrito de 27 páginas, el fiscal incluyó las evidencias de la infiltración al alto Tribunal por parte del Grupo de Observación Nacional e Internacional, dependiente de la Subdirección de Contrainteligencia del GAS. Según la demanda, la operación se efectuó para desprestigiar a la Corte, así como para recabar información acerca de los magistrados y realizar seguimientos y controles de las comunicaciones de los juristas. Se trató de “una cacería infame de la Corte”, según la reseña que hizo el diario bogotano El Espectador del escrito que presentó el fiscal.
Precisamente, Gustavo Sierra, ex subdirector de Análisis de Inteligencia del DAS, abona la tesis en torno a que Hurtado no pudo medir las consecuencias. Él reveló a la radioemisora local La FM que cuando se enteró de las grabaciones y seguimientos a los miembros de la Corte Suprema le hizo saber a la entonces directora de la agencia que era muy riesgoso y y le preguntó que si lo estaban haciendo con orden judicial. “Ella se disgustó y me dijo que yo era un miedoso”.