Un investigador maliense realiza una prueba de coronavirus covid-19, en el laboratorio del hospital “Punto G” en Bamako, el 19 de marzo de 2020. Foto: AFP
Aunque aún no se ha declarado ningún caso de coronavirus en Malí, las autoridades intentan prepararse para lo que anticipan será el peor escenario en este país pobre y devastado por la violencia yihadista y los conflictos intercomunitarios.
“Nos preparamos para cualquier posibilidad”, dijo pragmático el director del mayor hospital de Malí, Ilo Bella Diall.
“Millones” de vidas están en juego si el mundo no es solidario, sobre todo con los países más pobres, advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió al continente que “se prepare para lo peor”, tras el anuncio de la primera muerte en África subsahariana de la pandemia, en Burkina Faso, vecina de Malí.
Tan pronto como la epidemia comenzó a propagarse fuera de China, Ilo Bella Diall hizo renovar un edificio abandonado del hospital que dirige en el Punto G, un barrio de Bamako, transformado en un centro de confinamiento con siete camas. Una de ellas está equipada de un respirador, el único de Malí.
En total, hay disponibles una veintena de camas confinadas en el país, que tiene regiones enteras inaccesibles para los servicios sanitarios debido a la violencia que ensangrienta este vasto país saheliano desde 2012. Solo el jueves una treintena de soldados malienses murieron en combates.
Según el ministerio de Salud, Malí sólo dispone de 600 litros de gel hidroalcohólico, pese a que “necesita 500 000 litros”, de 59 termómetros infrarrojos para tomar la temperatura, aunque requeriría 20 000, de 2 000 kits de pruebas y ninguna cámara térmica adaptada.
“Estamos preparándonos para lo peor”, admitió el jueves 19 de marzo el primer ministro, Boubou Cissé. Pero “los medios que tenemos no nos permiten estar detrás” de cada maliense, agregó.
“A nuestros clásicos desafíos se añade ahora ganar la guerra contra el coronavirus”, declaró el martes el presidente Ibrahim Boubacar Keïta, durante un Consejo de Defensa.
Ni cuarentena ni confinamiento
Esta guerra es ante todo la de la sensibilización. “Hay que comunicar para que los malienses tomen conciencia de la magnitud de la pandemia”, dijo Seydou Doumbia, decano de la Facultad de Medicina de Bamako, donde se realizaron 143 pruebas de virus, todas negativas.
El miedo al coronavirus aún no se apodera de los malienses, que siguen compartiendo sus vasos de té, estrechándose las manos y viajando apretados en taxis o autobuses.
La opción del confinamiento está hasta ahora descartada es un país cuya economía depende ampliamente del sector informal.
“No hemos optado por la cuarentena porque no tenemos los medios para hacerla”, confirma un oficial del Ministerio de Salud.
En la Facultad de Medicina, Doumbia dirige el único laboratorio con el nivel de protección para poder manipular microbios.
En los sectores confinados del laboratorio, financiado por Estados Unidos, 13 investigadores analizan continuamente las muestras, como en 2014, cuando el país se vio afectado por el brote de ébola en África occidental.
“Ayer, terminamos a medianoche. Imaginen cuando tengamos el primer caso”, dice uno de ellos, Amadou Koné. Se han previsto otros tres laboratorio, de nivel de protección inferior, para suplirlo en caso de necesidad.
En el caso del ébola, Malí registró seis muertes por cada diez casos y la contaminación se controló con bastante rapidez.
Pero frente al coronavirus, “nuestros sistemas de salud no están listos”, reconoció el ministro de Salud, Michel Sidibé, exjefe de Onusida.
En previsión, fueron cerradas las fronteras aéreas y las escuelas, y se controlan los puestos de aduana terrestres.
Malí, puesto 184 de 189 países del Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, solicitó ayuda a sus socios financieros y recibirá prestados o donados “30 a 35” millones de dólares para luchar contra el coronavirus en “las semanas próximas” , según el jefe de Gobierno.
En el hospital del punto G, eso es lo que se espera. “Si hay medios, podremos iniciar las obras muy rápidamente y aumentar nuestra capacidad”, señala un responsable del hospital.