El Gobierno de Maduro llama ‘armas biológicas’ a venezolanos retornados y amenaza con recluirlos en cuarentena

Grupos de ciudadanos venezolanos caminan por la Panamericana Sur a la altura de Machachi para llegar a Quito. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Grupos de ciudadanos venezolanos caminan por la Panamericana Sur a la altura de Machachi para llegar a Quito. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Imagen referencial. Caminando y sin alimentos, migrantes venezolanos intentan regresar a su nación, en medio de la pandemia del covid-19. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO

Ser migrante y venezolano tiene una doble vulnerabilidad en Latinoamérica: enfrentar la xenofobia, la falta de recursos, salud, alimento y techo. Pero en mayo del 2020, cuando el mundo intenta sobrevivir a la pandemia del covid-19, el panorama es aún peor. Cientos de ciudadanos intentan retornar a Venezuela, tras perder su sustento de vida por la emergencia del coronavirus en países como Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, pero el Gobierno de Nicolás Maduro los recibe con amenazas.

En una crónica del periódico español ABC -que data del 29 de mayo del 2020- se relata el duro camino de cientos de ciudadanos venezolanos que quieren acceder a su país. Pero reciben un portazo. 

El 24 de mayo último, el presidente Nicolás Maduro acusó a Colombia de promover la "infección intencional" de migrantes que regresan a Venezuela para modificar la curva de contagios que, según el Gobierno, se había mantenido controlada. Desde entonces, autoridades locales han replicado su discurso. 

Lisandro Cabello, secretario de la Gobernación del estado venezolano de Zulia, -y partidario ideológico de Maduro- fue más allá y dijo que: "Toda persona que viole el sistema migratorio e ingrese en el país será considerada arma biológica y encarcelada". 

La noticia golpeó a Linda, una migrante de 27 años, quien permanece en un centro de acogida en San Cristóbal, capital del estado Táchira. Allí, espera que culmine el aislamiento obligatorio de 15 días que vive junto a otros 600 compatriotas. Entiende el encierro, pero le duele no poder contactarse con sus familiares o hablar con medios de comunicación. "No esperaba encontrar este infierno aquí, en mi propia tierra, y mucho menos ser humillada como portadora de un arma biológica llamada coronavirus", dijo a ABC. 

La Venezuela que conocía ya no existe. La mujer recordó -en diálogo con el periódico- que se dedicaba al estilismo profesional en Colombia. Vivía junto a su esposo -quien laboraba en una construcción desde el 2019- y su pequeño. Sin embargo, la llegada de la pandemia tuvo su efecto y los tres fueron expulsados de la pequeña vivienda en la que residían. 

Hoy, Linda y su familia viven en la incertidumbre y con hambre. En el refugio que el Gobierno dispuso para ella y su familia no hay baños, agua, luz, teléfono, comida o atención médica. "Nos han dado comida podrida con gusanos", relató. Como ella, hay 50 000 ciudadanos venezolanos que han regresado a su país en medio de la pandemia. En la nación bolivariana se reportan 1 459 por covid-19 y 14 muertes. 

La comunidad venezolana se siente desprotegida. El 8 de mayo último, se registró la muerte de un bebé -de 1 año- debido a la intoxicación por comida descompuesta que recibió en un hospital pediático. El pequeño era el hijo José Pastor, un migrante que retornó a Venezuela por el miedo al coronavirus. 

Otros ciudadanos venezolanos aguardan en las fronteras de los países a donde viajaron, a la espera de un corredor humanitario que les permita retornar a su tierra natal. No obstante, encuentran la negativa de las autoridades sanitarias que han cerrado los espacios limítrofes para contener la propagación del covid-19.

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