El Presidente de Brasil regresó a la ciudad de Sao Bernardo do Campo, donde inició su destacada carrera como líder sindical, para pedir votos para Dilma Rousseff, la candidata oficialista a las elecciones de octubre, que definirán a su sucesor.
Ambos fueron festejados por miles de obreros de la ciudad, el corazón de la industria automovilística del país, y el mandatario, en su discurso, se refirió siempre a Rousseff como “presidenta”, en una muestra de su confianza en el triunfo de la candidata del Partido de los Trabajadores (PT).
“La traje aquí para que absorba un poco de energía en la puerta de la fábrica, que fue dónde todo comenzó”, dijo Lula, un ex obrero metalúrgico y líder sindical en esa región.
Rousseff, ex jefa de Gabinete de Lula, va adelante en las encuestas para los comicios del 3 de octubre, seguida del opositor ex gobernador de Sao Paulo, José Serra, quien reúne 30% de las intenciones de voto.
Lula hace campaña incansablemente por su delfina y ha sido incluso multado por campaña anticipada por las autoridades electorales.