Luis Guillermo Solís llega a la Presidencia de Costa Rica con problemas de gobernabilidad

El presidente electo de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, quien el domingo pasado arrasó en la segunda ronda electoral, dirigirá a partir del 8 de mayo un país que para muchos dirigentes de la clase política local es prácticamente ingobernable.

El futuro mandatario encontrará un Estado maniatado por la burocracia, el exceso de trámites y controles, la lentitud administrativa, así como las presiones de grupos sindicales y cívicos, de la empresa privada. El exjefe de campaña de su contrincante en la segunda vuelta Johnny Araya, Antonio Álvarez Desanti, se quejaba recientemente que para reparar en Costa Rica un hoyo en un puente se demoraba hasta 15 años. La construcción de una carretera que une San José con el occidente tardó cuatro décadas, recordaba el dirigente político.

El país necesita avanzar en infraestructura, como vías, puertos y ferrocarriles, para poder aprovechar con creces la apertura comercial impulsada por los últimos gobiernos. Solís prometió ayer impulsar lo que llamó una "revolución a la costarricense" y para ello contará con el respaldo del más de 1,3 millones de votos que recibió el domingo, siendo el aspirante a la Presidencia con mayor cantidad de sufragios recibidos.

Pero eso no bastará. Estará lejos de contar con mayoría en la Asamblea Legislativa, donde apenas obtuvo 13 escaños, en un poder en el que se necesitan 29 para ejercer control.

"Solís ha recibido un enorme mandato, y tendrá sobre sus espaldas cumplir la promesa de imprimir un nuevo rumbo a Costa Rica", "tiene un enorme reto", dijeron analistas políticos como Víctor Ramírez y Constantino Urcuyo.

Un proyecto de investigación que involucra a académicos de las principales universidades estatales alertó que la inequidad entre los 4,8 millones de habitantes se ha entronizado en los últimos 20 años, convirtiendo a Costa Rica en uno de los países más desiguales de América Latina.

Igualmente, la pobreza se sitúa por encima del 20%, mientras el desempleo en el 2013 llegó al 7,3%.

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