Fernando Lugo cumple hoy dos años en la Presidencia de Paraguay con una gestión marcada por altibajos y el reto de superar un cáncer linfático recién detectado, que según él no le impedirá finalizar su mandato.
El ex obispo de 59 años dijo: “podré llevar una gestión normal”. Él recibirá quimioterapia por seis meses contra el linfoma maligno que padece. Así lo estableció un equipo médico de un hospital de Sao Paulo, donde se hace atender.
Lugo rompió, en el 2008, la hegemonía de 61 años del derechista Partido Colorado gracias a una coalición de movimientos y partidos de ancha base ideológica, pero llega a su segundo aniversario con demandas importantes de la población, una caída de popularidad (de 64 a 35 %) y el revuelo por su enfermedad.
La politóloga Milda Rivarola resumió a este primer bienio como de aprendizaje en un entorno políticamente tenso.
La amenaza de juicio político fue el arma de la oposición desde el parlamento donde la gobernante Alianza Patriótica por el Cambio (APC) está en minoría.
Dentro de ese escenario cobró protagonismo el autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo, un grupo armado al cual se le atribuyen delitos de secuestro, asesinatos, robos, extorsiones y vínculos con el narcotráfico.
Lugo declaró en abril el estado de excepción por 30 días en cinco de los 17 departamentos de Paraguay.
Sin embargo, el puntal más fuerte en la administración de Lugo es la salud. Los 6,2 millones de habitantes de Paraguay pasaron a contar con atención gratuita.
Con ello, 38 % de la población que vive en pobreza y 20 % en indigencia dejaron de estar excluidos de los controles y la atención médica.
Aún así su popularidad sigue a la baja. Un elemento que influyó en esta pérdida de aceptación no provino de su gestión sino de un aspecto de su vida privada. Se trata de denuncias de tres mujeres de tener hijos con el ex obispo.
Esta semana una jueza de la Niñez ordenó que se realice, este 26, una segunda prueba de ADN para establecer si un niño de dos años es hijo del mandatario. En el 2009 la justicia confirmó su paternidad de otro menor. La tercera mujer desistió de la denuncia.
Pese a todos los problemas que ha debido enfrentar Lugo, la politóloga cree que: “hasta ahora él tiene aguante, pero eso no quiere decir que se haya logrado la gobernabilidad, porque persisten las antiguas debilidades del Estado que deben ser repensadas para este nuevo período”. Por todas estas razones el Mandatario debe trabajar en conciliar con la oposición. Bernardino Cano, dirigente del Partido Colorado, cree que el presidente inició su mandato “con prejuicios ideológicos, pero la realidad le fue mostrando que debe dialogar con todos los políticos para gobernar, caso contrario esa labor será casi imposible”.