La estadounidense Lori Berenson, condenada a 20 años de cárcel por colaborar con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), regresó a prisión en un capítulo más de su historia, centrada desde hace unos años en una polémica en torno a la delgada línea que separa el idealismo de la radicalización.
La Sala Penal Nacional de Perú, que ve delitos de terrorismo, declaró nula la resolución de una juez de otorgar libertad condicional a Berenson y ordenó su inmediata captura e internamiento en un centro penitenciario.
Su liberación en mayo pasado generó protestas de amplios sectores políticos y sociales, en un país que vivió 20 años de violencia de los grupos guerrilleros del MRTA y de la organización maoísta Sendero Luminoso entre 1980 y 2000, en un conflicto armado que dejó 70 000 muertos y desaparecidos.
Berenson, de 40 años, debía salir de prisión en el 2015, pero la juez le concedió el beneficio de libertad condicional, el pasado 27 de mayo al cumplir 15 años de prisión, basándose en su buena conducta y en beneficios por estudio y trabajo, que fueron protestados por la Procuraduría.
Según publica en su página web el diario La República de Perú, el retorno de Lori a la cárcel podría ser por 10 días, un par de meses o los cinco años que le restan de su condena, de 20 años por terrorismo.
Berenson realizaba un trámite en la embajada de Estados Unidos cuando el Viceministro de Justicia hizo pública la resolución del tribunal superior.
“La señora Berenson se encontraba en una reunión sobre asuntos consulares previamente programada en la Embajada en Lima cuando ella tuvo conocimiento de la decisión de la Corte”, indicó James Fennell, jefe de prensa de la embajada.
“Fue la decisión de Lori Berenson cumplir con la orden judicial y entregarse voluntariamente de inmediato, agregó. Con el consentimiento de la señora Berenson, fue recogida por la Policía Peruana”.
Berenson, quien cargaba a su hijo Salvador, de 15 meses de edad, fue llevada a la sede de la Sala Penal Nacional y luego a la cárcel del Palacio de Justicia, donde esperó su traslado al penal de máxima seguridad Santa Mónica II en Chorrillos, Lima.
Antes de ser recluida nuevamente Berenson denunció que la revocatoria de su libertad se debe a cuestiones políticas. “Me siento como una pelota de fútbol, con los políticos diciendo esto y aquello”.
En una audiencia realizada para que la Corte tomara una decisión sobre este caso, Berenson, pidió “perdón a las personas que fueron afectados por mis palabras o por mis actas”. “Lamento y me arrepiento de esto si mi venida al Perú ha significado un daño”, afirmó Berenson, que admitió haber integrado el MRTA aunque recordó que nunca fue “dirigente, militante o participó en hechos de violencia ni de sangre”.
Berenson fue condenada en concreto por haber participado en 1995 en un fallido plan guerrillero para tomar el Congreso de la República y forzar la liberación de presos del MRTA.