Los londinenses sueñan con nadar en el Támesis

Los londinenses están tratando de recuperar para el baño la parte del río Támesis que pasa por la ciudad, donde ahora está prohibido remojarse, en un momento de plena recuperación del nado al aire libre.

“A miles de personas les encantaría nadar en el centro de Londres”, dijo Caitlin Davies, que acaba de publicar un libro sobre la historia de la natación en el Támesis ("Downstream").

“La piscina flotante Thames Baths les daría esa oportunidad, así como el baño que propone Amy Sharrocks”, explicó entusiasmada.

Sharrocks es una artista londinense que trabaja desde hace más de una década en la relación entre las personas y el agua y pretende instaurar un chapuzón anual en el Támesis que reúna a un centenar de personas.

“Sólo estoy pidiendo que el tráfico marítimo pare un rato”, explica. “La gente necesita tener una relación con el río. Otras ciudades en el mundo han logrado responder a este deseo de la gente”.

Animada por los cientos de correos electrónicos de apoyo a su proyecto, Amy Sharrocks tiene esperanzas de reunir pronto los fondos necesarios para realizar un estudio de riesgos que se presentaría a la autoridad del puerto de Londres.

Tráfico intenso y mareas altas

Desde 2012, hace falta el permiso de este organismo para nadar en el río entre el puente Putney y la barrera del Támesis, un sistema de esclusas al este de Londres.

El peligro viene más del tráfico de barcos y las fuertes mareas que de la suciedad del agua, que ya no está en el pésimo estado que llevó a declarar al río “biológicamente muerto”.

“Nuestra generación se ha criado con la idea de que era un agua tóxica. Nuestro proyecto está tratando de cambiar esa percepción”, dijo Chris Romer-Lee, el arquitecto detrás de la idea de Thames Baths.

Este proyecto tiene como objetivo crear piscinas flotantes en el Támesis que se alimentarían del agua filtrada del río y ha logrado despertar el entusiasmo de los londinenses.

“Cuando presentamos nuestro proyecto, muchas personas se pusieron contacto con nosotros para decirnos 'es la idea más brillante del mundo, ¿qué puedo hacer para ayudar?'”, recordó Romer-Lee.

El proyecto dio un paso decisivo en mayo, al lograr reunir más de 125 000 libras (casi 200000 dólares) en pocos días.

Con esta financiación inicial (el costo total se estima en 11 millones de euros), Chris Romer-Lee espera solicitar un permiso de construcción a finales de año.

De vuelta a la naturaleza

El proyecto de una piscina flotante “es oportuno porque hay un resurgimiento de la natación al aire libre”, dijo el arquitecto.

De hecho, la Sociedad de nado al aire libre (OSS) reúne a más de 25 000 miembros, por solo 300 cuando fue creada en 2006, lo que la convierte en el “grupo más grande en el mundo” de su tipo.

“Cuando fundé la Sociedad de nado al aire libre, la mayoría de la gente veía nadar así como algo frío, sucio y peligroso”, recuerda Kate Rew. “Ahora el público lo percibe como algo fantástico”.

La apertura en la primavera de una nueva dársena en el norte de Londres, el Kings Cross Pond Club, también refleja este éxito creciente.

Sea la “naturaleza poética” del nado al aire libre de Kate, o la “reacción a la sequía de la vida urbana” de Amy o “el retorno a la naturaleza” de Caitlin, las razones abundan para explicar el resurgimiento de esta tradición.

“Lo que es interesante es que ahora volvemos al Támesis. Hacemos exactamente las mismas cosas que en la época victoriana”, dice entre risas Caitlin Davies.

La idea de una piscina en el río Támesis está lejos de ser nueva, recordó: los victorianos se remojaban en baños flotantes en el río ...¡en 1875!

Suplementos digitales