¿Cómo hacer coberturas periodísticas en una zona convulsionada como es el Oriente Medio?Es un gran desafío porque tenemos que hacer coberturas y muchas veces informar no solo de lo que acaba de ocurrir. Tenemos que estar capacitados de una forma lo más completa posible. Cuando acaba de ocurrir algún acontecimiento la gente quiere información inmediata sobre qué es lo que ha sucedido y cuáles son sus implicaciones.
En su carrera periodística ¿ha estado en riesgo su vida?
Muchas veces nos han pillado a mí, a los equipos técnicos y productores en bombardeos, tiroteos, en intercambios de fuego, en aviones que pudieran haber sido objetivos de misiles. Es, sin duda, el peligro parte de la vida periodística, pero no es tan terrible porque uno termina por asimilarlos.
¿Cuánto juega la defensa de la libertad de expresión y de pensamiento?
Es vital y fundamental la libertad de expresión, ejercerla de forma responsable y ejercerla también presentando los distintos aspectos de la realidad. No ir con determinados objetivos cuando uno informa, sino que el objetivo central es poner todas aquellas facetas que nos da la realidad y que sea el oyente, el espectador o el lector el que decida por sí mismo y él se haga su propio análisis sobre qué es lo que ocurre.
¿Y la credibilidad?
La credibilidad es el principal patrimonio y la riqueza de cualquier periodista. Yo pienso que si alguien tiene una agenda o está interesado en hablar bien y mal, que se haga portavoz o político, pero no periodista.
¿Cuán difícil es lograr las fuentes diversificadas?
Es fundamental presentar en los conflictos las diferentes realidades. El que la gente no vea, por ejemplo, el conflicto israelí-palestino en términos de buenos y malos, de víctimas y verdugos, de ángeles y demonios. Es fundamental explicar esas realidades complejas que se viven en los distintos conflictos.
¿Le ha afectado en algún momento su origen judío?
No. Yo en este caso he dicho que lo fundamental es la credibilidad y eso he puesto como base de mis coberturas. Creo que eso es fundamental, eso sí yo digo que todos somos subjetivamente objetivos, pero objetivamente subjetivos y pretendemos ser dueños de una verdad absoluta que no existe.
¿Cómo recoger los hechos positivos por sobre los negativos que indudablemente hay que reflejarlos?
Eso es algo que los medios cubrimos, pero también debemos destacar a las grandes mayorías silenciosas que desean paz y darle a sus hijos un futuro mejor. En el Oriente Medio, dicen las encuestas en épocas de relativa tranquilidad, israelíes y palestinos mayoritariamente estarían dispuestos a aceptar una solución.
¿El periodista debe mostrar emoción o informar?
Ese es un problema para mí muy cardinal. Los periodistas tenemos, en la medida de lo posible, que solo informar. No deberíamos demostrar emociones, pero somos seres humanos, no somos robots y, a veces, nos pueden surgir emociones que son incontrolables, pero qué le vamos a hacer, somos de carne y hueso y eso a veces es muy difícil controlar.
¿Cómo evitar que influya la propaganda en un conflicto?
Es muy importante crear los filtros necesarios para impedir que la propaganda, de uno u otro lado, te pueda llegar a afectar.
¿Y la violencia?
Es terrible sobre todo cuando las poblaciones civiles sufren más. Vemos víctimas en uno y otro lado, de gente que no está armada, ajena, muchas veces, al conflicto. Ese debemos informar