La explosión del puerto de Beirut afectó viviendas y los mayores sitios de almacenamiento de cereales de Líbano. Habitantes temen escasez de pan, un alimento imprescindible en la dieta libanesa. Foto: AFP.
El trigo está esparcido por el piso mezclándose con ceniza, escombros y cemento. La explosión del puerto de Beirut ha afectado a los mayores silos de almacenamiento de cereales de Líbano, provocando el pánico entre la población por miedo a que escasee el pan.
La destrucción del puerto de la capital libanesa limitó aún más el acceso a la comida en un país que importa el 85% de sus alimentos, como el trigo necesario para la producción del pan, un alimento imprescindible en la dieta libanesa y que actualmente se vende a un precio subvencionado de 2 000 libras libanesas (unos USD 1,41) el paquete de 900 gramos.
“Cuando vimos los silos, entramos en pánico”, reconoce Ghasan Bu Habib, presidente de la cadena de panaderías Wooden Bakery.
Unas 15 000 toneladas de trigo, maíz y cebada almacenadas en silos anticuados, de más de 50 años, se destruyeron con la gigantesca explosión, así como una fábrica de harina que se encontraba al lado.
Tanto las panaderías como los consumidores temen que la destrucción de silos, con una capacidad de almacenaje de 120 000 toneladas, acentúe la escasez de trigo en Líbano, que ya atravesaba por una profunda crisis económica.
Las importaciones se habían reducido desde el otoño a causa de la falta de liquidez y las restricciones bancarias.
La actividad en los contenedores de cereales ya había disminuido un 45% en el primer semestre de 2020 respecto al año pasado, según Blominvest Bank, mientras que los precios aumentaron de manera espectacular a causa de la devaluación de la libra libanesa.
“Ya teníamos dificultades con la poca harina y trigo disponibles”, reconoce Ghasan Bu Habib. “Las fábricas de harina no disponían del trigo o combustible necesarios para funcionar”, añade el presidente de Wooden Bakery, cuyas 50 tiendas solo recibían dos tercios de la harina que necesitaban a diario.
Está previsto que nuevas importaciones de cereales lleguen a Líbano a través de puertos más pequeños que el de Beirut. Foto: AFP.
Tras la explosión, el miedo invadió a los habitantes de Beirut y centenares de ellos se precipitaron a una panadería en el barrio comercial de Hamra donde “compraron cinco panes en lugar de uno solo” por el temor de una eventual penuria, afirma Haidar Mussaui, un empleado.
“El pan es lo único que puede saciar a los pobres, ya que no podemos sentarnos a comer un filete con cuchillo y tenedor”, lamenta.
Los responsables de la panadería intentaron calmar los temores de los libaneses asegurándoles que disponían de las reservas de trigo necesarias para un mes y que nuevas importaciones llegarán esta semana a través de los puertos de Trípoli (norte) y Saida (sur), más pequeños que el de Beirut.
“Nada es comparable al puerto de Beirut, donde desembarcaban las cargas de cereales durante las 24 horas del día”, recuerda, sin embargo, Musa Khury, un empresario agrícola que gestionó el almacenaje de cereales en Beirut entre 2014 y 2017.
La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) también aseguró tras la explosión en Beirut que teme “en un breve plazo, un problema de disponibilidad de harina”.
“Ya nos confrontábamos al covid-19 y la crisis económica y luego se produjo esta catástrofe”, lamenta Suha Zeaiter, directora ejecutiva del banco de alimentos libanés que impulsó programas de distribución de alimentos para las familias pobres, que ahora se vieron afectadas por la explosión.