Es fácil desubicarse a ratos; la sensación intermitente de sentirse en casa es inevitable. Es que Los Ángeles o L.A., como todos le llaman, es tan innegablemente latina como innegables son esos 266 días soleados al año que hacen de este lugar un escenario encantador y vibrante.
Con 10 441 080 habitantes, este condado que agrupa a 88 pequeñas ciudades (todas juntas forman una megalópolis) es el hogar de muchísimos latinoamericanos; de hecho, este grupo étnico representa el 47,7% de su población, según los últimos datos oficiales. Incluso sin el censo, al transitar sus calles este dato se vuelve una obviedad.
Y así, hablando en español (algunos menos fluidos que otros) y con toda la familiaridad del mundo, encontramos a ocho latinos instalados desde hace tiempo en L.A., contentos con sus vidas y sin planes de volver a sus países de origen. Todos ellos respondieron a tres preguntas: ¿Qué les gusta de Estados Unidos? ¿Qué ha cambiado en el país desde que ellos llegaron hasta ahora? y ¿Qué cambiarían, si estuviese en su poder, de esta nación la cual ahora es su hogar?
Así se construyeron estos ocho pequeños retratos de latinos en L.A., que son apenas una muestra de lo que viven, sienten y sueñan esos millones de personas que un día dejaron el Sur para anclar en el Norte.
Milton Ventura (foto, arriba)
Este hombre alegre escogió una profesión donde pagan muy bien en L.A.: paparazi. Llegó desde El Salvador hace 19 años. Hollywood es su hogar.
“Como yo paso en las alfombras rojas, haciendo de paparazi, puedo decir que lo que más me gusta de acá son las rubias de ojos azules (lo dice pícaramente, en broma). En realidad lo que me tiene aquí son las oportunidades y condiciones de trabajo. Claro que ya no todo es tan fácil como cuando yo llegué, sobre todo en lo económico. Si pudiera, cambiaría al gobernador de mi ciudad por discriminar a los latinos”.
Carlos Monasterios
A sus 24 años, este venezolano es una de las promesas del béisbol en EE.UU., donde juega hace cinco años; antes estuvo en Filadelfia. Es tímido.
“Es difícil decir qué me gusta más de Estados Unidos, porque aquí todo es demasiado bueno; sobre todo si eres beisbolista y puedes jugar en las grandes ligas (es lanzador y su apodo es ‘El niño’). Además acá uno tiene estabilidad y eso es algo valioso. Yo no encuentro diferencias entre el momento que llegué y ahora; en política prefiero no meterme. La verdad yo no cambiaría nada de este país, y es más yo quisiera traer a mi familia ”.
Jaime Jarrín
Este ecuatoriano es una institución en el béisbol, por ser la voz oficial de Los Dodgers de L.A. Relata 162 juegos al año. Está en el Salón de la Fama.
“Definitivamente, lo que yo más admiro es la generosidad del pueblo estadounidense. Es lo que más me gusta de este país. Cuando yo llegué, hace más de 50 años, no había esta campaña en contra de la inmigración, la gente era más bonachona… Ahora los políticos lo han cambiado todo. Si de mí dependiera, otorgaría la residencia a todos los indocumentados y así salvaría a 11 millones de familias y a EE.UU., que nos necesita”.
Paula Bukowinski
Nació en Buenos Aires hace 30 y pico de años. Es presentadora y productora del programa de TV ACCESS. Derrocha simpatía (no tiene una pizca de diva).
“Llegué a L.A. hace 16 años. Siempre he estado en el mundo de la TV, en pantalla. De acá me gusta que generalmente uno puede trabajar en lo que le agrada; además hay mucho que hacer: esquiar, ir al mar, están las galerías de arte… Y no veo muchos cambios, veo anuncios de cambio. Además, hoy hay más latinos en todo tipo de cargos, aunque también más ilegales. Yo acá reformaría el sistema de salud y los hábitos alimenticios”.
Santiago Andrade
Llegó en 1996, a los 20 años, a estudiar en Georgia; luego vivió en Miami y ahora en L.A., donde es productor. Se acaba de casar con una guayaquileña.
“Es increíble cómo las posibilidades profesionales se te abren aquí. Y puedo decir, porque lo he visto, que la mayor diferencia de cuando llegué acá en el 96 y ahora es el protagonismo que hemos cobrado los latinos, sobre todo acá en L.A., donde han asumido que pronto seremos mayoría. Lo que me cuesta entender y que cambiaría es esa actitud de rechazo a los nuevos inmigrantes, en un país de historia totalmente migrante ”.
Ligia Ramos
Brasileña, 28 años, esta editora de TV llegó hace 4 años, con ganas de estudiar y un amor. Su esposo es mitad ‘gringo’; ya quiere su primer hijo.
“A mí de acá me gusta sobre todo que no hay violencia, al menos no como la que hay en Río o en Sao Paulo, pero claro que tengo ‘saudade’ (lo dice sonreída) de mi familia. En realidad en L.A. no he visto que haya problemas con nosotros los latinos, pero sé que en Arizona es distinto, la gente no tiene trabajo allá. Si fuera por mí, yo haría que acá la gente sea más cariñosa y cálida, ¡que saluden!, por ejemplo… En fin, solo que sean más alegres”.
Juan Chavarría
Este salvadoreño llegó a EE.UU. cuando tenía ocho años; ahora tiene 32 y trabaja como chofer en Los Ángeles. Su día comienza las 05:00 o antes.
“Yo no sabría decir qué es lo que más me gusta de Estados Unidos porque estoy tan acostumbrado a todo; casi ni me acuerdo de mi vida antes de llegar acá. Pero las playas y los shoppings son lo más bonito de Los Ángeles. Se me hace que igual todo sigue siendo muy libre aquí, como cuando llegué; si uno no se mete con nadie, no pasa nada. ¿Qué cambiaría? Pues no sé, yo creo que el tráfico, que es terrible”.
Sergio Moreno
Este oriundo de México lleva 23 de sus 38 años viviendo en EE.UU. Es mesero en un hotel en la mañana y en un club en la tarde.Le gusta hacer bromas.
“Llegué por primera vez a Los Ángeles a los 13 años; cuando tenía 17, mi papá me mandó de vuelta a Jalisco porque no quería que me hiciera ‘cholo’ (pandillero), pero a los 18 yo ya estaba de nuevo aquí, porque aquí uno puede tener todo lo que quiere si trabaja y eso me gusta. Es cierto que la vida era mejor antes del 9-11, pero qué se le va a hacer… Yo solo quisiera que EE.UU. nos ayude a terminar con la violencia que hay en México, nada más”.