Dentro de la lógica “amigo-enemigo”, aplicada con todo rigor por el kirchnerismo, ahora es la justicia la que se enfrenta a presiones de parte del Gobierno argentino. El país mira con tensión a la Suprema Corte de Justicia (SCJ), de la que se espera su pronunciamiento sobre la aplicación total de la Ley de Servicios Audiovisuales.
La Justicia no ha favorecido las aspiraciones gubernamentales. Varias medidas cautelares impidieron la aplicación de dicha ley, así como en la prohibición a Fibertel para que siguiera ofreciendo servicio de Internet a 1,5 millones de usuarios, entre otras.
Las medidas en contra no demoraron en llegar. El Centro de Información Judicial denunció que el presupuesto para el funcionamiento del Poder Judicial el 2011 se reducirá en un 40%. “No podemos ser considerados como un ministerio más”, dijo un comunicado del Poder Judicial .
“Mienten descaradamente sin cambiar de gesto ni ponerse colorados. Digno de mentirosos con oficio”, les respondió el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
En su ataque no se salva nadie, ni siquiera los miembros de la Suprema Corte de Justicia. El martes por la noche, al menos 20 000 personas se concentraron frente a Tribunales, en la calle Talcahuano, Buenos Aires. Convocados en las publicidades oficiales que se emiten durante las transmisiones de fútbol, exigen que la SCJ se pronuncie a su favor.
Los discursos fueron virulentos. Sobre todo de Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Los calificó de “turros”, “que se reúnen a espaldas de nosotros, reciben sobres llenos de billetes”.
Sobre todo, Bonafini advirtió: “La calle es nuestra. Hagamos una marcha por mes y si es necesario arranquemos la Ley a la Corte porque la decisión es nuestra. Y si tenemos que tomarnos los tribunales, tomémoslos’ No tenemos muchas opciones. Arranquémosle esta corte, que renuncien, que se vayan si no quieren apoyar al pueblo, pero que no nos sigan mintiendo”. Sus palabras generaron estupor. En teoría, la gran obra del ex presidente Néstor Kirchner fue depurar la Corte hasta convertirla en un órgano independiente, orgullo de su gestión, reconocido así por todos, al menos hasta el martes.
Por ello, Bonafini fue criticada incluso por sectores que apoyan al kirchnerismo en esta cruzada contra los medios, como el periodista Víctor Hugo Morales: “El de Hebe fue un discurso directamente infeliz”. El Gobierno mantiene silencio. Alguna vez, Cristina enfatizó que Hebe tenía derecho de enfadarse y expresarlo como quisiera. Solo el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, dijo que “podemos vivir una democracia intensa, que haya mucho debate, pero todos tenemos que respetarnos más”.
Gabriel Mariotto, director de la Autoridad de Aplicación de la Nueva Ley, dijo que “no se trata de una presión. Lo que hay es una participación popular que ahora se ve frustrada porque se encuentra con argucias judiciales, una industria de medidas cautelares. Los grupos monopólicos encuentran resortes en la justicia que impiden su aplicación. Decimos que la ley sea igual para todos”.
La Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, “deploró que el Gobierno hubiera convocado a un acto masivo, con el único y declarado propósito de imponer a la Corte Suprema una decisión…”.