Cuando el empleo escasea y el optimismo se esfuma, es cuando hay que tomar al toro por los cuernos. Esa es la filosofía con la que algunos desempleados o con riesgo de perder sus frágiles trabajos acuden a recibir terapias para desahogar el estrés.
Jornaleros que languidecen en las esquinas a la espera de un contratista y maestras que perdieron sus empleos por el cierre de escuelas y el recorte fiscal estos días trabajan en terapias. Buscan quitarse el miedo a buscar trabajo, a aprender inglés, a enfrentarse a una entrevista laboral y hasta a hacer notar que tienen derechos.
fakeFCKRemoveEl barómetro de la economía es el sector de la construcción y este no levanta cabeza. “La creación de empleos fue uno de los elementos claves para empujar al mercado de la construcción y la vivienda con sus propios pies y sin la ayuda de un estímulo federal. Sin embargo, las ventas de casas cayeron en mayo a su más bajo nivel desde el 2001”, dijo en un comunicado Lawrence Yun, director nacional de Bienes Raíces.
Esa es una mala noticia, en particular para los jornaleros. Por eso de algo ayudan esos sutiles golpecitos con las yemas de los dedos en partes por donde más se siente el pulso del fluido sanguíneo. Mejor si van acompañados de una letanía de frases que intentan espantar ideas negativas.
“No me voy a dejar vencer, porque yo sí valgo. No tengo empleo pero lo voy a conseguir porque soy un buen trabajador. No me va a importar que se rían de mí cuando hablo inglés, porque yo sí puedo, yo no tengo miedo de hablar inglés, voy a vencer ese miedo”.
Y así la terapia de la liberación emocional los relaja. José Miguel Brígido es uno de esos jornaleros que logró que el cerebro ahuyente esos miedos. “Aprendí a verme del final al principio, como en video que corre hacia atrás y me está funcionando”.
Las últimas semanas él es un afortunado. Es indocumentado pero tiene empleo, la paga no es tan buena pero es mejor a estar varado en una esquina. “Esas terapias me ayudaron a levantar mi autoestima y de paso obtener mis licencias de seguridad”. Esas son las nuevas condiciones para emplearse en la construcción.
“La falta de empleo y su búsqueda sin resultados provoca altos niveles de estrés”, dice la experta Carmen Paulino quien hace poco dio una conferencia de tres horas en el Proyecto de Trabajadores Latinoamericanos para vencer el miedo de hablar inglés.
No solo llegan los desempleados sino sus parejas y hasta sus vecinos. Las congregaciones religiosas están solicitando estos servicios. “Una iglesia con 700 feligreses nos pidió que vayamos a darles ayuda”, cuenta Paulino.
El verano era la esperanza para miles de jornaleros, pero esta temporada está por terminar y los trabajos no llegaron y la desmotivación aumentó, cuenta Óscar Paredes, quien organiza a unos 7 000 jornaleros en Nueva York.
“Además del desempleo, empezamos a bregar con la desmotivación y la depresión. Fue cuando decidimos que había que darle vuelta a la tortilla dándoles ayuda psicológica”, comenta Paredes.
Bastó un e-mail invitándolos a perder el miedo al hablar inglés y en el salón en la avenida Roosevelt, en Queens, no había dónde poner un pie. Allí contaron sus experiencias más embarazosas con el idioma y los momentos positivos y que los hizo seguir adelante.
La modalidad de las terapias de neurolinguística y liberación emocional está hecha para trabajar con 45 ó 50 personas, pero a veces en la sala hay más de 75.
“Perdí mi empleo de maestra y después de golpear muchas puertas sin éxito estaba llena de miedo. No quería volver a aplicar para un empleo porque creía no me lo darían por la crisis”, relata Mencia Félix.
Ella acudió a las terapias que califica como acupuntura táctil. “Me enseñaron técnicas de cómo enfrentar una entrevista de trabajo y a cómo ser más positiva. Este septiembre otra vez vuelvo a trabajar como maestra”.
Las noticias no son alentadoras con el otoño a las puertas, pero al menos Félix tendrá trabajo y Brígido está listo para enfrentar y vencer a la depresión.