Uno de los principales encargados de poner en práctica la legislación sobre inmigración en Arizona es Joe Arpaio, conocido como el sheriff más duro de América.Arpaio dirige el sistema policial y penitenciario del condado de Maricopa, en donde está Phoenix, y que tiene la cuarta mayor población reclusa del mundo.Él ha creado un ‘campo de concentración’ en las afueras de Phoenix para criminales acusados de pequeños delitos e inmigrantes, según publicó diario El Mundo, de España. Los presos están en tiendas de campaña, rodeados de alambradas y de torres de vigilancia, y visten uniformes de rayas blancas y negras. Su ropa interior, sus zapatillas y sus toallas son de color rosa. En teoría, es para que no roben esas prendas. Muchos, creen que es una forma de humillación, como el cartel que Arpaio ha colocado en la torre de vigilancia más alta, a 15 m de altura, y que anuncia en Phoenix: “Hay plazas libres”.La temperatura en verano en Phoenix alcanza los 50 grados centígrados de día, y las tiendas no tienen paredes -son, de hecho, tejados de tela sobre pilotes de madera- de modo que es fácil cocerse en ellas. En cada tienda hay 22 literas metálicas de 1,68 metros de largo, con somieres que son planchas de acero y crujen demasiado. El ‘sheriff Joe’, como se conoce en Phoenix a Arpaio, que cumplirá 78 años en el mes de junio, no disimula que está orgulloso de su obra. “Yo cumplo las leyes”, explica. Muchos, sin embargo, le acusan de racista. Agustín García, un obrero mexicano de la construcción y deportado, declaró: “Hemos estado en Estados Unidos durante 18 años, pero Arpaio nos envió de regreso”. “Al sheriff Arpaio no le gusta la gente de piel oscura”, relata otro deportado. Para el equipo de Arpaio, la inmigración es el origen de la salvaje oleada de violencia que azota a Arizona. Para la Administración de Barack Obama son las mafias de la cocaína. Un colaborador del sheriff explica a diario El Mundo lo que él cree que está detrás de la discrepancia: “Es políticamente correcto echar la culpa a las mafias de las drogas, no a los inmigrantes”. El sheriff, incluso, creo la ‘cárcel-ciudad campamento’ para ahorrarle al estado de Arizona el gasto de millones de dólares en otro costoso complejo carcelario.