Imagen publicada por Aton Chile que muestra a la presidenta del Colegio Médico de Chile, Izkia Siches, antes de participar en la segunda sesión de una reunión de covid-19 en el Palacio Presidencial de La Moneda en Santiago el 24 de marzo de 2020. Foto: AFP
Izkia Siches solo tiene ojos para un plan que saque a Chile del drama del coronavirus, y como presidenta del Colegio Médico, reta al poder político con convicción científica que ilusiona a muchos como una líder más allá de la pandemia.
El estallido social que sacudió a Chile a partir de octubre de 2019 profundizó una crisis de confianza en las instituciones, y en un país huérfano de políticos bien estimados esta médico de 34 años, que va al grano con data en sus redes sociales y no disimula enojos ante la presidencia, alimenta ilusiones de nuevo liderazgo.
“Creo que estas figuras que han salido, entre esas la mía, da cuenta del hambre que hay en el país de tener nuevos liderazgos pero creo que tenemos que ser los chilenos y chilenas bien realistas que no van a haber hombres o mujeres que nos van a venir a resolver todos los problemas”, dijo Siches en una entrevista a la AFP vía Zoom.
A mediados de junio, cuando Chile perdió el control de la pandemia y sus casi 18 millones de habitantes veían cómo destacaba entre los cinco países del mundo con más contagios, Siches irrumpió con 61% de aprobación entre las figuras públicas, según la encuesta Plaza Pública Cadem.
Como reflejo de la polarización política, esta mujer que se define de izquierda compartía el primer lugar en las preferencias con el alcalde de la comuna de Las Condes, el derechista Joaquín Lavín.
En medios tradicionales y redes sociales recordaron que Siches había expuesto los pasos a seguir cuando la pesadilla del confinamiento apenas empezaba en marzo: “Señalamos la relevancia de poder tener una estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento”.
Junto a expertos en epidemiología se puso a la orden de las autoridades pero, al igual que muchos, se sintió desoída:
“¡No sé en qué país viven las autoridades de Gobierno!”, bramó el 14 de mayo, cuando ministros, alcaldes de barrios acomodados y el propio mandatario celebraron haber alcanzado una “meseta”.
Exmilitante de las Juventudes Comunistas aún no alcanza la edad mínima para acceder a la presidencia (35 años) pero no titubea al reprochar al poder “que les falta visualizar y leer lo que le ocurre al Chile real”.
Del “Chile real”
Nacida el 4 de marzo de 1986 en Arica, al norte del país, y criada en Maipú, un suburbio de clase media y trabajadora de Santiago, Siches se infla al decir que estudió Medicina en la estatal -pagada- Universidad de Chile con mucho esfuerzo.
Sus vacaciones en familia, con sus padres y una hermana, en su región natal la hizo conocer un país de contrastes sociales que la pandemia dejó al desnudo.
“Antes que el sistema sanitario en sí, está todo lo que veníamos visualizando desde el estallido social que ahora se ha hecho mucho más patente sobre todo por los errores del gobierno, transparentando un país sumamente desigual, con mucho empleo informal, mucha vulnerabilidad de las y los trabajadores”, apunta.
Médica internista en el hospital público San Juan de Dios, que atiende las zonas más vulnerables de Santiago, su agenda está cargada de las reuniones del Colegio Médico del cual se convirtió en 2017 en la primera mujer en presidirlo en 70 años.
Admiradora de la primer ministro neozelandesa Jacinda Ardern, su avance en sondeos ha ido de la mano del protagonismo del tema sanitario y en revelar su percepción del país.
Cuando en mayo las autoridades pregonaban un retorno seguro a la normalidad, Siches expresó sus reservas. A finales de ese mismo mes Chile batía récords que lo han llevado a contar casi 9 000 muertos y avanza a los 280 000 contagiados.
Lamenta que una parte importante de los políticos y quienes toman decisiones provengan de “un sector muy selecto de la sociedad”.
Los políticos como “sus amigos viven en otro Chile, sus hijos estudian en otro Chile, no tienen contacto con el Chile real, y si lo tienen lo hacen desde este rol de autoridad pública”, sostiene.
Ese “otro país”, dice, “es muy desigual, con niveles importantes de empleo informal, donde las personas se ganan el sustento día a día, mucho comercio ambulante, familias hacinadas, mala educación para los estratos más bajos”.
Maestra vida
En los más de 100 días en los que Chile convive con la pandemia Siches, como miles, también desea “dejar la mente en blanco para que no todo sea coronavirus”.
“He encontrado el gusto de reencontrarme con mi casa”, dice esta mujer casada, quien tampoco oculta las ganas de volver a salir a bailar.
“Yo soy bien salsera”, suelta dejando ver una risa pícara al imaginar que una vez que pase el virus volverá a la pista de Maestra Vida, una conocida salsoteca de Santiago.
Sobre el entusiasmo que despierta una eventual carrera política, dice que prefiere promover cambios desde su papel actual en el gremio médico y abogar por el plebiscito constitucional previsto para octubre.
“Más que aspirar o no a conducir un gobierno (…) tiene que haber una discusión ciudadana real”, ahí está ahora sin revelar más de un futuro incierto, afirma.
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