Las fuerzas de seguridad de Israel demolieron esta madrugada en el pueblo de Jobar, en Cisjordania ocupada, la casa familiar de un palestino que el pasado julio murió abatido tras apuñalar a tres colonos en el asentamiento judío de Adam, matando a uno de ellos, informó un portavoz militar en un comunicado. Foto: EFE
Las fuerzas de seguridad de Israel demolieron esta madrugada (28 de agosto del 2018) en el pueblo de Jobar, en Cisjordania ocupada, la casa familiar de un palestino que el pasado julio murió abatido tras apuñalar a tres colonos en el asentamiento judío de Adam, matando a uno de ellos, informó hoy un portavoz militar en un comunicado.
“Por la noche, tropas del Ejército, policías fronterizos y efectivos de la Administración Civil demolieron la residencia de Muhamad Tarek Ibrahim Dar Yusuf de la aldea de Jobar, al norte de Ramala, en respuesta al apuñalamiento que cometió en la comunidad de Adam el 26 de julio de 2018, en la que Yotam Ovadia fue asesinado”, indicó la nota militar.
Durante la operación, docenas de palestinos se enfrentaron a los efectivos israelíes y, según precisó el Ejército, “lanzaron piedras, bombas incendiarias y bombas caseras”, quemaron neumáticos y también les arrojaron fuegos artificiales, a lo que “las tropas respondieron con medios de dispersión antidisturbios”, sin que hubiera heridos durante la acción.
Tras la demolición, el ministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman, escribió en su cuenta de Twitter que “al séptimo día del asesinato de Yotam Ovadia, en su casa en Adam, le dije a su viuda y a sus padres que pronto destruiríamos la casa del terrorista” y la pasada noche “este círculo se ha cerrado”.
Dar Yusuf, de 17 años, apuñaló a tres israelíes a finales de julio tras saltar la valla del asentamiento de Adam y atacar a los tres primeros viandantes que encontró, tras lo que resultó muerto por los disparos de un vecino.
La aldea de Jobar, donde se derribó la vivienda familiar, es la misma localidad de donde provenía el atacante que mató a tres miembros de la familia Salomón en el asentamiento de Halamish hace un año.
En octubre de 2015, cuando comenzó la última oleada de ataques palestinos, el Gobierno israelí aprobó una orden que permite derribar las casas familiares de los palestinos que han cometido ataques, con la intención de tener un efecto disuasorio.
Expertos en seguridad y ONG defensoras de los derechos humanos criticaron la medida y argumentaron que esta no evita que haya más ataques y que funciona más bien como represalia.