Irán y EE.UU. apuntan hacia una desescalada, pero Iraq sigue en el ojo del huracán

Los musulmanes chiítas indios sostienen imágenes del general Qasem Soleimani, jefe de la élite Quds Force del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, durante una protesta contra Estados Unidos, en Mumbai, India, el 09 de enero de 2020. Foto:

Los musulmanes chiítas indios sostienen imágenes del general Qasem Soleimani, jefe de la élite Quds Force del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, durante una protesta contra Estados Unidos, en Mumbai, India, el 09 de enero de 2020. Foto:

Los musulmanes chiítas indios sostienen imágenes del general Qasem Soleimani, jefe de la élite Quds Force del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, durante una protesta contra Estados Unidos, en Mumbai, India, el 09 de enero de 2020. Foto: EFE

Irán y Estados Unidos parecen dirigirse hacia una desescalada, pero Iraq, un país devastado por guerras y divisiones, se mantiene en el ojo del huracán tras los últimos ataques y represalias, aseguran los expertos.

Iraq, sumido en 1980 en una guerra fratricida contra Irán y que nunca ha salido realmente de esta espiral de violencia, “quedará como una zona de conflicto”, a distancia, afirma Randa Slim, del Middle East Institute.

“Como no hay ninguna verdadera desescalada garantizada, hay riesgo de seguir viendo represalias de los dos bandos en Iraq”, donde tanto Iraq como Estados Unidos están presentes desde hace tiempo, dice también Erica Gaston, de la New American Foundation.

Desde hace años, el segundo productor de petróleo de la OPEP intenta existir en el cerco impuesto por sus dos aliados: el vecino Irán, que no cesa de aumentar su influencia, y Estados Unidos, que lo invadió 2003 y lo ocupó durante ocho años.

Los proiraníes, reforzados

Estos últimos días, el equilibrio de fuerzas parece haber cambiado: al matar en Bagdad al general iraní Qasem Soleimani, emisario de Teherán en Iraq, y a Abu Mehdi al Muhandis, jefe de las fuerzas proiraníes en el país, Washington perdió sus últimos apoyos públicos locales.

Bagdad “no puede condenar públicamente a Irán, pues eso le podría salir caro entre la opinión pública nacional, no como ocurre con la crítica a Estados Unidos”, explicó Ramzy Mardini, especialista en Iraq.

En el Estado iraquí, los proiraníes no han dejado de ir ganando fuerza en el Parlamento, en el gobierno y dentro de las fuerzas de seguridad.

Y, lejos del ruedo político, en las inmediaciones de las bases que utilizan soldados estadounidenses, en el desierto occidental o en las montañas del Kurdistán, son las facciones entrenadas y financiadas por Teherán las que blanden la amenaza.

Aseguran haber formado un frente unido contra Estados Unidos y sus aliados regionales, mientras que son ellas, según Washington, las que llevan meses lanzando cohetes contra soldados y diplomáticos estadounidenses.

Si Irán, dicen estas facciones, vengó la muerte de Soleimani, a ellas les toca vengar la de Muhandis

En este contexto, una acción excesiva es posible, señaló Gaston, pues “el Hashd cuenta con muchos milicianos enfadados, decididos a vengarse de Estados Unidos”.

Frente a ellos, “los actores menores del sistema que trataban de guardar la puerta abierta para Washington”, como el presidente de la República -el kurdo Barham Saleh-, el jefe del Parlamento -el sunita Mohamed al Halbusi- o los manifestantes que desde el 1 de octubre protestan contra la injerencia de Irán en los asuntos internos del país, casi no logran hacerse escuchar.

El miércoles, antes del amanecer, Irán disparó 22 misiles contra las fuerzas estadounidenses radicadas en bases iraquíes. “Por la noche, hubo represalias y, de día, la consolidación política y la dominación de las facciones pro-Irán”, apuntó Toby Dodge, profesor en la London School of Economics.

Comparación con Líbano 

Tras el asesinato de Soleimani en Bagdad, el Parlamento instó al gobierno a expulsar a todas las tropas extranjeras.

Pero, el miércoles, cuando Irán respondió, las reacciones oficiales fueron tardías y más mesuradas.

A medio o largo plazo, y tras haber lanzado sus misiles a la hora exacta en la que el vehículo de Soleimani fue destruido por un dron estadounidense, y con el acoso de las bases empleadas por los estadounidenses a través de sus supletorios en Iraq, Irán intentará “acelerar la partida de las tropas estadounidenses”, afirmó Dodge.

Las mismas tropas que invadieron Iraq hace casi 17 años, antes de instaurar un sistema político en el país inspirado en el modelo libanés.

Todavía hoy sigue aflorando en Iraq la comparación con Líbano, un país perturbado por 15 años de guerra civil (1975-1990) y aún sacudido por guerras indirectas con Israel, comentó Slim.

“Líbano es el escenario en el que Siria e Israel 'se comunican'” , dijo la experta del Middle East Institute.

“Iraq podría convertirse en el escenario para Irán y Estados Unidos”, resumió.

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