Fotografía de archivo realizada el 9 de abril del 2019, que muestra al presidente iraní, Hasán Rohaní, durante una visita a una organización de tecnología nuclear. Foto: EFE
El presidente iraní, Hasan Rohani, anunció el miércoles 3 de julio del 2019 que su país tiene la intención de producir a partir del domingo 7 de julio uranio enriquecido a un nivel superior al umbral máximo de 3,67% fijado por el acuerdo nuclear del 2015.
El presidente Hasan Rohani indicó que esta decisión se debe a que otros Estados firmantes del acuerdo no respetan según él la integralidad de sus compromisos ante Irán.
“El 7 de julio nuestro grado de enriquecimiento dejará de ser de 3,67%. Dejamos de lado este compromiso. Lo elevaremos por encima del 3,67% tanto como queramos y en la cantidad que lo necesitemos”, declaró Rohani en consejo de ministros, según un video divulgado por la televisión pública.
El acuerdo de Viena está amenazado desde que Estados Unidos se retirara unilateralmente en mayo de 2018, con lo que restableció sanciones económicas contra la República islámica, privando así a Irán de los beneficios que esperaba obtener tras el pacto.
En Viena en 2015, Irán se comprometió a no hacerse nunca con el arma atómica y a limitar su programa nuclear a cambio de un levantamiento parcial de las sanciones internacionales que asfixiaban su economía.
Dirigiéndose a los demás Estados que aún forman parte del acuerdo (Alemania, China, Francia, Gran Bretaña, Rusia), Rohani declaró: “Si quieren decir que lo lamentan, ya es demasiado tarde. Y si quieren publicar un comunicado, háganlo ahora”.
“Nosotros seguiremos respetando (el acuerdo de Viena) siempre que las demás partes lo respeten. Aplicaremos 100% [del acuerdo) el día en que las demás partes lo hagan a 100%” agregó el presidente iraní.
El pasado 8 de mayo -un año exacto tras la retirada de Estados Unidos – Teherán lanzó un ultimátum a los demás Estados firmantes del acuerdo, dándoles “60 días” para ayudar a la República islámica a eludir las sanciones de Estados Unidos, que han vuelto a hundir a Irán en la recesión.
Si ello no ocurría, Irán amenazó con retomar sus actividades de enriquecimiento de uranio a un nivel superior al fijado por el acuerdo (3,67%) así como reactivar su proyecto de reactor en Arak.