El prestigio de Íngrid Betancourt ha quedado por los suelos en Colombia, luego de su fallida y millonaria demanda al Estado colombiano por sus seis años de secuestro.Aunque la ex candidata presidencial tuvo que dar marcha atrás, el costo político para su imagen ha sido devastador. El Gobierno, políticos, medios y la gente de a pie continúan con sus críticas a Betancourt.En las calles está de moda un ácido chiste sobre la petición de Betancourt, quien fue liberada el 2 de julio del 2008. Se dice que las FARC la secuestraron y que ella quiso cobrar el rescate. Tal impacto causó el asunto, que la prestigiosa revista Semana escogió el caso como el principal tema de su última edición. Y en su portada no dudó en colocar una fotografía de la ex rehén acompañada con un título contundente: “Vergonzoso”.La publicación señala que resulta descabellado responsabilizar al Estado colombiano por un secuestrado orquestado por la guerrilla. Más aún, cuando las Fuerzas Militares y de Inteligencia (DAS) advirtieron en el 2002 a la entonces presidencial que no era conveniente trasladarse al Caguán, donde existían combates con los insurgentes.Por ello, la revista no dudó en señalar que la decisión de Betancourt se constituyó prácticamente en un “suicidio político”.Daniel Samper, famoso columnista por su estilo mordaz, afirmó que se debería incluir esta demanda en la película que recrea el rescate a la franco-colombiana y que está por estrenarse en Colombia.La demanda de Betancourt estuvo a punto de costarle una acción judicial por parte del Ministerio de Defensa. Ayer, extraoficialmente se informó que el equipo jurídico de esa Carte-ra de Estado analizó la posibi-lidad de entablar un proceso para que la ex candidata pagase el valor del operativo que le permitió volver a la libertad hace dos años. La idea era que Betancourt cancele los costos de la operación ‘Jaque’, así como de otras dos más que no prosperaron, pues el objetivo era buscar su libertad.