Más de un millón de personas, según el Gobierno francés, y cerca de 3 millones, según los sindicatos, se tomaron ayer las calles del país en una jornada de protestas y huelgas contra el proyecto del presidente conservador Nicolás Sarkozy de reformar el sistema de jubilaciones.
El plan prevé, entre otras cosas, aumentar de 60 a 62 años la edad de jubilación hasta 2018.
Actualmente, quien en Francia haya hecho al menos 40,5 años de aportes jubilatorios, puede jubilarse sin que le hagan recortes. A futuro, quien quiera cobrar la jubilación completa tendrá que ampliar sus aportes en un año más.
En París se vieron largas colas tras la reducción de los servicios de metro y trenes regionales. También se anularon y se postergaron vuelos. Las escuelas y empresas como France Telecom y la petrolera Total se vieron asimismo afectadas por la medida de fuerza. En el aeropuerto de la capital uno de cada cuatro vuelos fueron cancelados.
En Niza los manifestantes llevaban carteles con la leyenda: “Las pensiones son nuestras. Luchamos para tenerlas, lucharemos por mantenerlas”.
Los expertos en jubilaciones de Francia temen que, si no se modifica el sistema, para el año 2050 falten entre 72 000 y 114 000 millones de euros en la caja de pensiones.